El asunto no es si nos gusta la criptoeconomía o si creemos en ella. Que lo creamos o nos guste no tiene la menor importancia. Las monedas digitales, descentralizadas o no, son una realidad que muy pronto terminará —para bien o para mal— tocándonos. Por ello es importante conocer, así sea de forma general, este mundo. Las siguientes son las (hasta ahora) mis monedas favoritas.
BTC – BITCOIN.
No podría ser de otra forma. BTC es la criptodivisa por antonomasia. Aunque no termina de convencerme como medio de micropagos, la incluyo dentro de mis monedas favoritas porque es una realidad y, hasta cierto punto, es un mal necesario. La economía de los bancos centrales es un desastre inocultable. La emisión irresponsable ha devaluado todas las monedas de curso legal. La naturaleza deflacionaria de BTC tal vez pueda, en parte, corregir este entuerto y devolvernos algo del valor que los burócratas nos han robado.
Hay quienes se atreven a lanzar pronósticos sobre el precio/valor de esta moneda. Yo creo que para este tipo de activos es muy difícil hacerlo. Si alguien dice que valdrá U$ 100.000, tal vez tenga las mismas probabilidades de acertar de quien dice que valdrá U$ 15.000. Es difícil darle valor a un activo sin subyacentes físicos. Su utilidad es innegable, al menos como bien de reserva (de largo plazo). Por ahora compro BTC y conservo. No me interesa vender. Si la moneda llega a un precio irresistible venderá una parte y seguiré conservando el resto.
En mi criptocartera BTC pesa más del 50%.
XRP – RIPPLE.
Sonará paradójico porque Ripple representa lo opuesto a Bitcoin. Mientras BTC nos promete independencia de los burócratas, Ripple busca mejorar las herramientas con las que los parásitos nos someten.
Ripple es de código abierto pero no es descentralizada. Tampoco funciona con una Blockchain. Las transacciones se realizan a través de servidores de validación, que comparan constantemente la información que reciben y la procesan en un libro mayor común.
Sin embargo, como no soy un sectario ni un fanático obtuso, no creo que las criptomonedas vayan a reemplazar al dinero fiduciario. Creerlo sería infantilismo puro. Creo sí que fíat y crypto coexistirán y ahí es donde entra Ripple.
El objetivo de Ripple es servir como moneda de intermediación flexible para facilitar el intercambio de cualquier unidad de valor. Su propósito es establecer una red que permita que el mayor número posible de transacciones se realicen simultáneamente, con la mayor rapidez posible y a menor costo. Es decir, lo opuesto al lento, costoso y anacrónico sistema actual SWIFT.
ETHER – ETHEREUM.
Ethereum es fascinante. Es un sistema operativo descentralizado para aplicaciones y contratos inteligentes. Su moneda, Ether, permite la interacción con las aplicaciones, los contratos y la transferencia de valor. El binomio Ether / Ethereum es entonces un sistema operativo, un entorno de desarrollo, una moneda y un sistema de pagos. Por eso lo incluyo entre mis monedas favoritas.
Lo que busca Ethereum es que las Blockchains no sean solo un medio de pagos como lo propuso Bitcoin. De hecho, su creador, Vitalik Buterin, es un programador y fue el cofundador de Bitcoin Magazine. Él propuso la implementación de un lenguaje de scripts en Bitcoin. Su sugerencia no fue adoptada y ello lo motivó a crear Ethereum.
Sería difícil enumerar los usos de Ethereum en este post. Por ahora basta con saber que en la red Ethereum corren miles de aplicaciones descentralizadas (DApps), que sobre esta red se crean constantemente nuevos tókens (ICOs), que funciona como medio de intercambio y que permite el comercio descentralizado eliminando al tercero de confianza. En esta red podemos comprar y vender, desde arte digital, hasta bienes inmobiliarios. Para mí es un proyecto de gran utilidad.
ADA – CARDANO.
Cardano es un proyecto Blockchain de tercera generación. La primera generación fue Bitcoin, la segunda Ethereum y en la tercera generación encontramos proyectos como Cardano, Solana y otros. Lo que se propone Cardano, es resolver los problemas de escalabilidad y costos de sus predecesoras. De hecho, su fundador, Charles Hoskinson, fue también uno de los cofundadores de Ethereum.
Este proyecto está lleno de referencias a la historia y a la filosofía. Su nombre hace honor al médico, biólogo, físico, químico y filósofo Gerolamo Cardano. Su moneda, ADA, se llama así por Ada Lovelace considerada la primera programadora y la escritora del primer algoritmo. Cada fase que ha atravesado el desarrollo del proyecto lleva el nombre de algún personaje histórico. La fase 5, por ejemplo, se llamó Voltaire. No es algo que le dé valor en sí mismo pero es interesante y le aporta cierta mística.
DOT – POLKADOT.
Polkadot es un proyecto ambicioso. Su propósito es crear una red multicadena descentralizada, segura y escalable. En castellano esto quiere decir que su propósito es construir un sistema en el cual las redes sean interoperables. Actualmente no es posible interoperar redes y esto limita los usos de estas tecnologías. Eso es precisamente lo que se propone Polkadot: lograr que diferentes cadenas de bloques independientes pueden intercambiar datos y transacciones de forma segura, rápida y económica. Para mí esto suena muy bien. De lograrlo sería realmente revolucionario.
Su moneda, llamada DOT, Facilita los pagos, la gobernanza de la red, el staking, los incentivos de recompensa, las tarifas de transacción y otros procesos de vinculación, en los que los tokens se bloquean como parte de la conexión de nuevas cadenas a la red Polkadot o la adopción de otro papel en el ecosistema.
Al día de hoy estas son mis monedas favoritas. Se que debe haber muchísimos proyectos buenos pero yo no los conozco. No llevo mucho tiempo estudiando este tema y no soy ningún experto. Estas 5 monedas las he ido acumulando en mi criptoahorro. Supongo que con el tiempo algunos activos saldrán del portafolio y/o otros entrarán a la canasta.
También es posible que algunos de estos proyectos (o todos) no terminen bien y por eso soy muy cauteloso en mi exposición a ellos. Al día de hoy, los activos digitales representan menos del 1% de lo que tengo invertido en activos financieros y un porcentaje ínfimo de mi patrimonio. Por lo que he visto y estudiado, a nadie le recomendaría exponer un % alto de su capital en esto. No pierdo de vista que esto es una inversión de altísimo riesgo. Hasta la próxima.
