Vamos peor que la mierda

Crisis económica

¿Recuerdan que en noviembre del año pasado mi portafolio de acciones en Colombia iba como la mierda? Pues eso ha cambiado. Ahora vamos peor que la mierda y no parece que vaya a mejorar pronto. La turbulencia política que vive ese país, aunada a los delirios demagógicos del charlatán de turno, no van a permitir que las acciones despeguen y muestren su verdadero valor.


Algunas empresas colombianas hacen esfuerzos titánicos para mantener el valor de sus acciones a flote pero no hay caso. Con cada tweet del charlatán se desploma un sector. Un día expresa su opinión infantil sobre los servicios públicos y caen las compañías energéticas; como es experto en todo, al cabo de dos horas expresa su ridícula opinión sobre la minería y ¡pum! Ídem; Al día siguiente, no bien amanece y antes de lavarse el hocico, rebuzna sus amplísimos conocimientos financieros y los bancos caen como plomada. No hay día en que no salga el demagogo imbañable a destruir el patrimonio de millones de personas.

América Letrina Latina no aprende. Lo que este churrullero propone, y va a hacer, ya lo hicieron decenas de charlatanes en todo el mundo, en diferentes épocas, muchas veces inconexos entre sí, y el resultado siempre fue el mismo: escasez, desvalorización, pobreza, inflación, miseria, fuga de capitales, migración de saberes y talentos y un largo etcétera. Desde Mao a Perón; desde Allende a Castro; desde Chávez a Ceaușescu.

Ni uno solo de esos trapaceros tuvo éxito aplicando sus delirios mesiánicos, pero eso sí, llegado el momento, todos arguyeron las más disparatadas, manidas y cantinflescas excusas para explicar sus predecibles resultados: fue culpa del imperio; fue culpa de los empresarios; fue culpa de Bob Esponja; fue la burguesía; es que eso no era verdadero socialismo… El infantilismo al 100.

Los jumentos encomiásticos que defienden al badulaque argumentan que ese comportamiento lo están teniendo las bolsas y las acciones de todo el mundo. Flaco favor se hacen opinando. No es cierto. Ni todas las bolsas caen como la colombiana; ni todas las monedas se desvalorizan como la colombiana; ni todos los países están pagando la prima de riesgo que paga Colombia; ni todos los bonos de deuda pública están pagando las tasas que pagan los TES colombianos.


EL DIVIDENDO NO AYUDA.

No solo cayeron las acciones. Los dividendos también cayeron. Con respecto al año anterior, la mayoría de empresas del portafolio me van a pagar dividendos inferiores a los pagados en el 2022. Terpel, por ejemplo, propuso un dividendo para el 2023 de $918,87. El año pasado pagó $1,140 por acción, una reducción del 20%. Otro ejemplo es Celsia. El año pasado pagó un dividendo de $309 por acción y este año propuso pagar $283, un 8% menos. Corficol igual. Y las otras no están mejor.

CUIDADO. Los gurús de Twitter (plaga maldita y roñosa) están aplaudiendo con las patas por el yield de las acciones pero ojo, es cierto que es un yield altísimo si usted compró las acciones al precio actual. Para quienes ya estábamos invertidos cuando ganó la reencarnación de Bolívar, el ratio no es tan festivo.

Así las cosas, lo que se pensaba acerca de minimizar ostensiblemente la pérdida con los dividendos también resultó ser una ilusión, otra más. Cuando escribí este post, mi portafolio BVC iba –20,45% y pensaba que el mercado ya había descontado la mayor parte del riesgo. Hoy voy –28,79% y con cada estornudo de mico mandante baja otros puntitos.

En el mejor de los escenarios, con los dividendos del 2023 quedaré en la misma posición en que estaba en el peor momento del 2022.


LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD. 

Pese al funesto panorama no vendo una sola acción porque no pienso regalar mi patrimonio. Es más, pese al aterrador escenario, aún duermo en mi cama y no en un cuarto acolchado del hospital psiquiátrico (próximamente manejado por los humanistas y desinteresados Roys y Cepedas de la patria). Creo que las empresas pueden sobrevivir, aunque queden malheridas, al gobierno de Tartufo.

Confieso que no tengo ninguna base fundamental para asegurar eso y solo estoy pensando con el deseo, más como apostador que como inversionista, pero por ahora lo seguiré creyendo y, de no ser así, tendré que asumir la pérdida que en mi caso, y de ser total, sería alrededor del 11% del valor de mi patrimonio.

Vamos peor que la mierda

Los exiguos dividendos se quedarán, como en los años anteriores, en la misma BVC. Algunas empresas del GEA han anunciado recompras de acciones. Esa puede ser una buena señal para el mercado. ¿Quién recompraría esas acciones si no creyera en el futuro de sus empresas? Sin embargo, el mercado no reaccionó con fuerza a los anuncios.

Hay desconfianza y solo habrá una reacción positiva cuando la intención se convierta en decisión. La integración de las bolsas de Perú, Chile y Colombia, estimada para el 2024, también podría ayudar a recuperar un poco el terreno perdido, aunque viendo los gobiernos de los tres países cuyas bolsas pretenden integrarse, más podría parecerse a una reunión de Shemp, Larry y Moe (y con los mismos resultados).

Vamos peor que la mierda

Tal vez vengan nuevas OPAs, tal vez. En bolsa solo los insiders saben algo, los demás solo hablan ñola y sacan pecho cuando atinan (y siempre tienen el 50% de posibilidades de atinarle: hay OPA o no hay OPA; sube o baja; se integran o no).

En todo caso quiero aclarar que no estoy llorando en posición fetal ni calculando cuál viga de mi casa puede soportar el peso de mi cuerpo en suspensión. Vamos peor que la mierda, sí, pero la estrategia se mantiene aunque muchas veces se quieran liquidar posiciones y vivir (sabroso) de los subsidios. Los excedentes de liquidez los he ubicado, mes a mes, en renta fija como dije en este post y con los dividendos seguiré buscando la capitalización compuesta. Quizás en unos años me pueda reír de esta entrada. O quizás no.

Categorías: Bolsa, Inversiones
J. Inversor

Escrito por:J. Inversor Otros posts del autor

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