Compro el pánico

Compro el pánico

¡Vendan todo! ¡Recesión! ¡El mundo llegó a su fin! Millones de güevones alrededor del mundo corrieron a vender sus inversiones y a comprar papel higiénico. Mientras tanto, otros observábamos y analizábamos la situación con cabeza fría. Tras responder un par de preguntas clave, llegué a una conclusión: «OK, les compro el pánico».


¿Qué pasó? 

Pasó lo que siempre pasa. Esta situación no puede ser ajena a cualquiera que haya estudiado los mercados. Por el contrario, aquellos que conocemos algo de esto, sabemos que este es un fenómeno recurrente en el que, a veces, solo cambian los actores.

Los mercados son como la ópera. ¿Cuántas veces se habrá montado y presentado la obra Aída a lo largo de la historia? Centenares de veces con diferentes actores. ¿Cuántas crisis graves, no tan graves e imaginarias han vivido los mercados. Centenares también.

Los actores de esta crisis son muy fáciles de identificar. Japón, por el fin del carry trade, Estados Unidos por sus datos macro y los vientos de guerra que soplan —otra vez— entre Irán e israel. A continuación explicaré los dos primeros pues del tercero no hay mucho por decir. Veamos.

El fin del Carry Trade. 

Compro el pánicoEl Carry Trade es una estrategia de inversión que consiste en apalancarse en una moneda que paga pocos (o no paga) intereses para invertir en activos que generan mayores rendimientos. Por ejemplo: tomamos un crédito en Japón que paga <1% de interés e invertimos en un instrumento financiero en USA que nos paga un 5%.

El ejemplo es real. Está ocurriendo. Durante años, la política monetaria de Japón fue extremadamente laxa, con tasas cercanas al cero, en cero e incluso negativas. Esto hacía que muchas personas e instituciones tomaran créditos en Japón e invirtieran su dinero en activos con mayores rendimientos. Pensemos en eso: usted pide prestados $100 en Japón y al final debe devolver… $100. ¿No es un sueño? ¡Dinero gratis!

Pero los sueños terminan y las cosas cambian. E pur si muove (y sin embargo se mueve) dijo Galileo frente a los curas hijueputas de la Inquisición. En marzo, el Banco de Japón subió las tasas del 0% al 0,1%; en julio, las volvió a subir del 0,1% al 0,25% y es posible que a futuro siga subiendo. ¿Qué significa eso?

Significa que se acabaron los yenes gratis, que aquellos que tienen créditos deben pagar intereses como todos los mortales y que la moneda, el yen, al tener un costo, se aprecia frente a sus pares. Es decir, que ahora necesitamos menos yenes para adquirir dólares: cae el dólar frente al yen.


Compro el pánico
Cae el dólar frente al yen.

Y como ya no es gratis deber yenes, los inversionistas prefieren pagar sus créditos antes de que les suban las tasas de nuevo. ¿Y de dónde van a sacar la plata? Pues vendiendo las inversiones que hicieron. ¿Y cuáles van a vender? Aquellas en las que van ganando, obvio. ¿Y cuáles son esas? Pues las que más han subido: las acciones de empresas tecnológicas, el oro y BTC. ¿Y por qué tan rápido? Porque al vender esas inversiones reciben dólares pero el dólar se ha devaluado frente al yen, luego al cambio van a recibir menos yenes y ellos deben devolver los préstamos precisamente en… yenes.

Donde dice dólar ponga cualquier moneda pues esas inversiones con yenes baratos se hicieron en todo el mundo.


Datos macro de USA.

Otra de las razones de este escenario apocalíptico donde todos vamos a morir calcinados es que los mercados temen una recesión en la mayor economía del mundo. Los datos macro de USA no fueron nada festivos. El desempleo subió al 4,25% mientras que el consumo cayó. Mala combinación.

Aunado a esto, la FED ha sido reacia a bajar las tasas de interés causando desaceleración. Al combinar estos factores, más la posibilidad de que se desate un conflicto bélico de porporciones mundiales, se genera una justificada aversión al riesgo. Aversión que a su vez produce un efecto de arrastre y contagia a todas las bolsas del mundo, incluidas las bolsas pequeñas y raquíticas como la colombiana.

Esto es algo que muchos ya habían advertido. Warren Buffett, por ejemplo, ha estado vendiendo algunas de sus posiciones sobrevaloradas. Esto viene desde la pandemia de Covid cuando la plata barata de los alivios inundó los mercados financieros. Los receptores de esas ayudas compraban cualquier cosa así no la entendieran.

La valoración de algunas empresas llegó a ser sencillamente absurda y los grandes inversores, como Buffett, lo saben y toman beneficios. Ahora mismo Buffett y su fondo tienen más de 250.000 millones de dólares en liquidez para comprarles la estupidez caída. Les vendió arriba y les vuelve a comprar abajo. De eso se trata este asunto.


Compro el pánico.

A este humilde inversor que les escribe ya no lo asustan estos remezones. Si pude mantenerme invertido en la pandemia y estoy sobreviviendo financieramente al gobierno del socialista Gustavo Petro, esta aparente crisis no es más que otra oportunidad.

Y la estoy aprovechando. Yo encantado les compro el pánico. Hace apenas 4 días escribí que estuve de compras en la bolsa. Esta situación me cayó como anillo al dedo. En esa entrada conté que estuve comprando la caída de Ecopetrol desde $2.130 y esperaba seguir haciéndolo hasta, aproximadamente, los $2.050. No pensaba que bajara de ahí.

Pero la tontería es contagiosa y ayer pude comprar más acciones de Ecopetrol. No a $2.050: primero compré a $2.005 y después a $1.990. El promedio de compra que esperaba terminara en $2.070 terminó en $2.031 y la cantidad de acciones, que esperaba llegaran a ser 60.000, ya va en $69.000 y me queda algo de liquidez para llegar a $70.000 o, quizás, un poco más. Lo mismo hice con unas cuantas acciones de Aval y hoy ya he ganado un 4,88% con ellas.

A los bitcoiners también les compro el pánico. Ayer hice pequeñas compras escalonadas desde los $54.759 hasta los $49.979. Al momento de escribir esto su precio está en $56.212. También me queda un poquito de liquidez, muy poca en realidad, para comprar una siguiente caída.


Conclusión. 

Los mercados financieros se comportan como ecosistemas que se depuran buscando la homeostasis. En ellos, los individuos menos capacitados sucumben dejando solo a los mejores de cada especie. Estos escenarios son precisamente eso: los apostadores salen, los inversionistas quedan. Las pérdidas de los primeros son las ganancias de los segundos. El miedo de los apostadores es la oportunidad de los inversores.

Aquellos que vendieron Ecopetrol ayer en $1.990 con toda seguridad perdieron dinero. La última vez que el título estuvo en esa zona fue el 26 de marzo de 2024 cuando llegó a $1.992. Antes de eso, el precio estuvo por esos fondos en mayo de 2023. No es dable pensar que esos tenedores del título salieron en tablas pues, de haber comprado en esos mínimos, habrían vendido en los repuntes de  octubre de 2023 ($2.600) y de junio de 2024 ($2.500) respectivamente. Es decir, perdieron sí o sí.

Nadie sabe cuánto tiempo pueda prolongarse esta situación. Es probable que la FED decida comenzar a bajar tasas para abaratar el crédito y estimular el consumo con la subsiguiente mejora de los índices laborales. De ser así, las bolsas del mundo respirarían tranquilas por un tiempo, las manos blandas volverán al entrar al mercado y en la próxima turbulencia les volveremos a comprar el pánico.

Y así seguirá siendo una y otra vez hasta el fin de los tiempos. Nada nuevo bajo el sol.

Categorías: Bolsa, Cripto, Finanzas Personales, Inversiones
J. Inversor

Escrito por:J. Inversor Otros posts del autor

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