Vendehumos
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Vendehumos

El mundo está habitado, en su gran mayoría, por imbéciles incorregibles. No sorprende que a pesar de toda la buena información que tenemos gratuita y a la mano, sigan cayendo en las idioteces infantiles de los vendedores de ilusiones. En mi país cita un adagio popular que primero se acaba la aguamasa que los marranos. Tomémonos un momento para hablar de los vendehumos (y de su brillante y nutrida audiencia).


La plaga.

Los hay por doquier pero en Colombia, México y Argentina son plaga silvestre. En Colombia, por ejemplo, la SFC acaba de ordenar al vendehumos influencer Juan Diego Gómez, y a su empresa Invertir Mejor (¿?), que suspenda inmediatamente la promoción de productos y servicios del TD Ameritrade. Al respecto la SFC dijo:


La Superintendencia Financiera advierte que ni Juan Diego Gómez ni la sociedad Invertir Mejor S.A.S. se encuentran sometidos a la inspección, vigilancia o control de la entidad de supervisión. Además, dicha sociedad no tiene autorización para operar en Colombia como oficina de representación ni cuenta con contrato de corresponsalía con una sociedad comisionista de bolsa o una corporación financiera y tampoco Juan Diego Gómez está inscrito en el Registro Nacional de Profesionales del Mercado de Valores –Rnpmv–, razón por la cual ninguno de los sujetos mencionados está autorizado para publicitar ni promocionar en el territorio colombiano productos y/o servicios financieros de entidades extranjeras.


Esto no sorprende. De un tiempo para acá todos quieren hacerse ricos trazándole rayitas al gráfico del precio de un activo. Pero así no funciona el mundo real. Es decir, funciona para los vendehumos porque ellos se enriquecen vendiéndole su mierda insulsa (libros, cursos y seminarios) a los incautos pero para usted no va a funcionar. El trading es el peor negocio que un individuo con poco capital puede intentar. Eso ya lo expliqué con cifras en otro artículo. Estadísticamente, es mejor jugar la lotería.

VendehumosQuienes hemos tenido la dicha de escuchar a este individuo (Juan Diego Gómez) conocemos la humareda que sale de su hociquito. Es la máquina de vapor de Watt. No es casualidad que en la portada de sus libros copie el diseño de los libros de Robert Kiyosaki, otro vendehumo (este sí de marca mayor, multinacional). Al final solo se trata de mantener la apariencia y vender ilusiones.

Pero en defensa de estos avivatos hay que decir que el mundo se las pone muy fácil. Si los vendehumos existen es porque hay una enorme legión de tontos que demandan sus tonterías. Libros como ¿Quién se ha llevado mi queso?, El monje que vendió su Ferrari y El hombre más rico de Babilonia se venden por toneladas. En la otra orilla, los libros de Graham, Kostolany y Lynch se llenan de polvo en los anaqueles de las librerías. ¿Se imagina que el cirujano que va a operar a su abuela hubiera aprendido su oficio leyendo Barney Opera a sus Amiguitos?

Leyendo a los primeros se hacen ricos sus bobalicones autores y sus avaros editores. Leyendo a los segundos, probablemente, si se educa correctamente y hace las cosas bien y con paciencia, quizás se haga rico usted. Quizás. La diferencia, entre los primeros y los segundos, es que el portafolio de los segundos está o estuvo a la vista. Usted puede consultar la composición accionaria de Berkshire Hathaway pero el portafolio de los vendehumos es un misterio…

VendehumosAlgunos vendehumos dejan ver —parcialmente— sus portafolios. Parcialmente porque tapan el número de acciones que tienen de cada compañía. Es decir, tapan qué tanto creen en su propia mierda. El truco es muy sencillo. Se lo voy a explicar por si se quiere volver vendehumos. En una bolsa pequeñita como la colombiana es fácil comprar acciones de, digamos, las 25 empresas más líquidas. De esta forma, los vendehumos compran 2 acciones de esta, 2 de aquella y 2 de aquella otra. Si se compra toda la bolsa, y de todas se compran 2 ó 3 ó 10 acciones, la inversión es mínima y siempre habrá algo verde para mostrar, siempre. Así, cada semana podrán gritar, pletóricos de orgullo, que su hipótesis se cumplió. Ridículo y repugnante.

No tienen que ser acciones. Se puede hacer con 10 sats de BTC y también con 8 gweis de ETH. Cualquier cosita les sirve para hacer bulla y venderles la moto.

¿Cómo tomar en serio a alguien que enseña a invertir si no conocemos sus inversiones y sus resultados? Es lo mínimo que deberíamos saber de alguien que pretende vendernos un curso para aprender a invertir. Y no solo eso. La riqueza del maestro debe provenir de la actividad que pretende enseñarnos. ¿Qué sentido tiene tomar un curso de bolsa dictado por alguien cuyo patrimonio no proviene de invertir en bolsa sino de dictar cursos? En ese caso habría que tomar un curso sobre cómo enriquecerse dictando cursos. O sobre cómo hablar mierda. Eso sería un hit.

VendehumosPero los vendehumos saben que no tienen que demostrar nada por varias razones. Primero, porque su audiencia no está interesada en ser rica, solo en parecerlo. Con que puedan presumir sus viajes en Instagram y en X es más que suficiente. Segundo, porque en realidad a quienes toman estos cursos de mierda no les interesa aprender, solo quieren sentirse bien, sentirse útiles y proactivos, mostrar que hacen algo. Más que todo eso: mostrar.

El contenido de esos estafadores está plagado de infantilismo, puerilidad. Es comprensible. La verdad muchas veces es fea, difícil de entender y, si se logra entender, a menudo solo es parcialmente aplicable. Es mejor recibir mentiras, palabritas bonitas y condescendencia por montones. Al final lo que casi todos buscan es un bálsamo que alivie el insoportable ardor de su aniquilable existencia. Por eso se venden más libros de autoayuda que de estadística y, por esa misma razón, hay más traders que inversionistas.

En tercer lugar, los vendehumos han blindado su discurso con el disclaimer: no es recomendación de inversión. Todo el tiempo hablan de oportunidades históricas, to the moon, libertad financiera y demás pero nada es recomendación. Cuando dicen que sus hipótesis ambiguas se cumplieron (y siempre se cumplen, desde luego) no le están recomendando nada. No sé si es más repugnante el cinismo de los vendehumos o el patetismo de sus seguidores.

Los inversionistas serios no venden cursos. Tampoco pasan el día hablando güevonadas en redes sociales. Tal vez escriben sus libros y dictan una que otra conferencia pero hasta ahí. No recuerdo haber visto a Jim Simons tratando de vender un curso de US$ 50 en Twitter con el hashtag #OportunidadBrutal. Un verdadero inversionista no tiene tiempo de siluetear memes para hacer sus ridículas diapositivas en Power Point. ¿No es obvio?


Cerremos esto. 

Ni usted ni nadie tienen nada que aprender de un pendejo que madruga a twittear. Si una persona necesita hacer ruido en redes sociales tal vez no tiene mucho para mostrar. Entender esto es clave. Tampoco va a aprender a invertir leyendo basura motivacional. Si usted quiere aprender a invertir esa es toda la motivación que necesita. Vaya entonces al puto grano y déjele las fábulas y los cuenticos a los niños. Salvo que usted tenga una discapacidad cognitiva no veo por qué no podría leer libros serios de instituciones serias e inversionistas serios.

Los vendehumos seguirán ahí, hablando mierda en redes, implorando atención y admiración, mostrando resultados raquíticos (y tapados). Si usted aprende lo básico y se lanza al agua, lo demás vendrá solo y los vendehumos serán paisaje. Disfrútelos como quien disfruta a los monos del zoo. Yo de vez en cuando veo los videos de esos mamarrachos por puro entretenimiento. Es un gustico morboso que a veces me doy.

Por cierto, por pura coherencia eliminé los libros del vendehumos Kiyosaki de la zona de Descargas. Nadie debería iniciarse en el mundo de las inversiones leyendo esas ridículas payasadas.