Ejemplos a seguir

Nací en el continente donde los ejemplos a seguir son los asesinos, secuestradores, extorsionistas,  torturadores, violadores, terroristas, narcotraficantes, demagogos, charlatanes, mitómanos y burócratas. Estos últimos los más dañinos. Es el fruto de esa monstruosidad que llamamos «educación» que no es otra cosa que el incomprensible mecanismo por el cual las sociedades estúpidas financian la producción y el entrenamiento de sus propios parásitos.


Semilleros de bárbaros.

Ejemplos a seguirSalvo muy contadas excepciones, las escuelas y universidades de América Letrina son, además de enormes fábricas de parásitos, prolíficos semilleros de bárbaros.

«Seremos como el Che» dicen en coro los niños en las escuelas cubanas. «Pioneritos» les llama el régimen de los carceleros Castro y son el futuro de la isla-cárcel. Serán ellos los encargados de hacer cumplir la tradición revolucionaria de su patria: que las generaciones que les sucedan sean más pobres que la suya.

Pero estos niños no son pioneros de nada. Ya son las cuarta generación de hambrientos que deja la revolución admirada por millones de estudiantes e intelectuales de América Letrina. Les siguen llamando pioneros pero son postreros: los postreros de un país postrado ante la burocracia, la incompetencia, el nepotismo, la corrupción, el parasitismo, la mentira, el autoritarismo, el cinismo y la crueldad extrema, es decir, postrado ante la ideología dominante en casi todas las aulas del continente americano.


Ejemplos a seguir
Oficina en Cuba rebosante de dignidad revolucionaria…

Esos jóvenes que admiran al Che, a Camilo Torres Restrepo, a Carlos Pizarro, a Sandino, a Farabundo Martí y demás humanistas que brotan de la tierra hispanoamérica como cucarachas de las alcantarillas, son los mismos que castran policías vivos cuando crecen y se van para el monte a luchar por su derecho a parasitar a las pocas personas que algo producen: con sus manitas de chiques universicarios remueven de la bolsa escrotal los testículos oligárquicos, imperialistas y opresores para que usted y yo vivamos mejor y seamos felices como los cubanos. ¡Cómo no admirarlos!

Personas educadas (en la acepción letrinoamericana, claro está) fueron quienes quemaron vivos a los habitantes de Machuca, volaron con dinamita un club en Bogotá, una iglesia en Chocó y una escuela de cadetes, también en la capital. Los rústicos transportan los explosivos y aprietan los interruptores pero son los educados —los universicarios— quieren diseñan y dirigen los operativos encaminados a despedazar seres humanos para exigir por las vías de hecho su legítimo derecho a ser burócratas, o sea el revolucionario derecho a pasarse la vida viviendo del esfuerzo ajeno sin producir más que mierda, CO2 y papeles sellados.

Para ser un ejemplo a seguir en América Letrina hay que ser primero un fecundo asesino. En todas las universidades públicas de Colombia hay murales con la efigie del Che Guevara, consignas a favor de las guerrillas y grafitis con mensajes laudatorios para delincuentes dados de baja como Carlos Pizarro, uno de los  mayores ejemplos a seguir en el país de la masacre de Tacueyó (casualmente hecha por Hernando Pizarro, su hermanito, otro humanista de boina, barba desprolija, pipa, discurso sensiblero y libro amarillento bajo el brazo).


Ejemplos a seguir
Masacre de Tacueyó. Hecha con amor revolucionario.

Si usted cree que hay diferencias entre los asesinos Carlos Pizarro y Luis Alfredo Garavito lamento decirle que usted es una persona educada y está muy cerca de castrar a un policia o de quemar vivo a un jornalero para demostrar que ama a la humanidad. Los ignorantes no vemos diferencia alguna. Si mataron a más de tres personas son asesinos en serie, punto. El discurso, o sea la excusa con la que pretendan justificar su vesania, nos importa un culo. Esa verborrea repugnante pletórica de obviedades y lugares comunes solo seduce a los intelectuales, es decir, a quienes cobran por hacer papers güevones explicando con sesquipedalismos* la validez del burro-bomba en el marco de las (según ellos) justas reivindicaciones sociales y hacen hasta lo imposible por validar a esos carniceros.

*Usar la palabra sesquipedalismo es en sí mismo un sesquipedalismo. Coman de su mismo cocinado, académicos insulsos, rimbombantes, pretenciosos, parásitos, mequetrefes, comemierdas e hijueputas. 


Homeostasis.

El castigo por quemar personas vivas y castrar policías es: no pasar un solo día en prisión, tener esquema de seguridad pagado por los hijos de sus víctimas y sueldos solo asequibles e imaginables por el percentil más alto. Tiene todo el sentido: por su inveterado amor a los pobres debemos pagarles como al 1% más rico 😉 ¿Por qué no? ¿Acaso pretendemos que su sacrificio en favor de los desposeídos fuera en vano?

De vez en cuando alguien se sale de lo establecido por la academia y en lugar de admirar a los criminales y considerarlos ejemplos a seguir, se echa el asunto a los hombros y limpia un poco la casa. Con una o dos unidades de nuevemilimetrol intracraneano resuelve una minúscula parte del problema causado por las facultades de humanidades y deja el mundo un poquito más higiénico. Aunque es de agradecer, no debemos esperar que estos solitarios resuelvan el problema pues no hay quien dé abasto contra las copiosas cosechas de asesinos diplomados que producen las universidades letrinoamericanas.

Ejemplos a seguir
Ricardo Lara Parada. Delincuente del ELN asesinado por el ELN. Era ingeniero (UIS).

Otras veces la justa retribución viene de sus pares, a saber: de otros secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos. A veces son secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos de otras organizaciones criminales y otras veces son secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos de su mismo grupo de psicópatas. Como sea, siempre es grato que esos miserables se maten entre sí. Lacras matando lacras.

En las aulas mohosas de Colombia, donde cada universidad cosecha sus propios perturbados revolucionarios, se formaron los mandos de los grupos delincuenciales de variados pelambres: las FARC, pro-soviéticos; el M-19 bolivarianos; el EPL, pro-chinos y el ELN, pro-cubanos, entre muchas otras bandas de secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos. Pese a las diferencias, todos eran y siguen siendo marxistas. No podría ser de otra forma si la aspiración siempre ha sido ser parásitos y vivir del cuento como lo demuestra el actual presidente de los homúnculos.

Al principio coexistieron pero después sus egos de dotores académicos humanistas chocaron y comenzaron a matarse unos a otros: las FARC atacaron al EPL; los sobrevivientes del EPL se metieron a las ACCU y atacaron a las FARC y al ELN; el ELN atacó a las FARC; las FARC respondió y atacó al ELN y a las ACCU; el M-19 armó al grupo ‘Ricardo Franco’; las FARC atacaron al ‘Ricardo Franco’; la cúpula del ‘Ricardo Franco’ —entre ellos el tío de dos congresistas colombianas quienes a su vez son hijas del carnicero en jefe del M-19— mataron a todos sus hombres y se fueron con la plata a bailar salsa en los puteaderos de Cali; las FARC encontraron a algunos del ‘Ricardo Franco’ y los mataron; el M-19 en venganza atacó a las FARC; el jefe del ELN enloqueció y, al mejor estilo de sus mentores y ejemplos a seguir (los Castro), mató a todos aquellos compinches que eclipsaran su liderazgo y así, en una orgía de sangre donde los participantes eran puros dotores universicarios, se fueron depurando hasta que solo quedaron los mejores revolucionarios, esto es, los mejores secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos.

Otras veces, ocurre que la misma comunidad se encarga de limpiar la inmundicia que los dotores advenedizos desde la capital les quieren imponer. El vanidoso presidente Juan Manuel Santos, a cambio de un Nobel, le dio a los secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos de las FARC impunidad, seguridad y sueldos de diez cifras anuales. Pero resulta que muchas comunidades no estuvieron de acuerdo con que quienes secuestraron y asesinaron a sus seres queridos volvieran a vivir entre ellos como si nada hubiera ocurrido y tomaron medidas.

Fue así como en muchos lugares del país, los deudos de quienes murieron secuestrados, fueron asesinados por no pagar la extorsión o fueron despojados de sus bienes «para la revolución» decidieron devolverle atenciones a quienes llegaron a sus territorios dizque a insertarse en la sociedad. Que esos reinsertados en particular hubieran participado o no en los crímenes que esas comunidades sufrieron es lo de menos. Cada uno de esos personajes que haya comido un grano de arroz por cuenta de su pandilla se benefició del perjuicio que le causaron a esas o a otras personas honestas y es culpable. ¿Es mucho pedir que asesinar, extorsionar y secuestrar tenga consecuencias?


Ejemplos a seguir.
Angelito de las FARC pide que no sean violentos con ellos porque, si bien es cierto que ellos mataron a miles, también es cierto que lo hicieron por amor.

El bien-pensantismo, la cúspide de la educación letrinoamericana, pretende decirnos que esos criminales son inocentes porque firmaron un papel insignificante. Esas familias que destruyeron no recibirán nunca una reparación real pero, según ellos y sus papers, deben recibir a sus victimarios con los brazos abiertos. ¿Van a devolverle a las familias los seres queridos que les mataron, los bienes que les robaron y a curar el sufrimiento que les causaron? ¿No? Entonces la única forma de que podamos hablar de paz es que esos hijueputas estén en una celda o en una fosa. Lo demás es cuento.

Si esa aberración que en estos paisuchos llaman «justicia», conformada y ejercida también por lo que excretan las universidades, no es capaz de darle su merecido a esos criminales tal vez sea mejor que las propias comunidades se encarguen. Alguien debe sacar la basura y muchas veces un cuerpo enfermo logra curarse a sí mismo.


El resultado obvio.

Cuando los cargos de poder son ocupados por quienes tienen a los secuestradores, traficantes, extorsionistas y asesinos como sus ejemplos a seguir el resultado no puede ser otro que el que vemos en paisuchos de la calaña de Colombia, Perú, Nicaragua, Venezuela, Cuba y demás fracasos con himno y bandera. El fruto de la educación lo podemos ver en millones de electores que salen a votar por individuos como Castillo en Perú, Evo en Bolivia y Petro en Colombia. Sujetos que, en cualquier país donde se valore el mérito, no podrían ser otra cosa que menesterosos habitantes de calle.


Ejemplos a seguir
Decano de la Facultad de Ciencias Humanas se apresta a dar su discurso semanal en la Plaza Che Guevara de la UNAL. Hoy, como siempre, va a decir cualquier idiotez pero parecerá inteligente porque usará las palabras «estructural», «sistémico», «antropocéntrico», «arquetípico» y, cómo no, «justicia social».

El resultado obvio de lo que aquí llamamos educación, que es equivalente a comer mierda y llamarle gastronomía, es que tenemos una población que mayoritariamente cree que la pobreza es culpa de la riqueza. Por eso los esfuerzos no están enfocados en combatir las causas de la pobreza  de unos sino en destruir la riqueza de otros. De esa brillante convicción surgen los modelos redistributivos que han traído tanta prosperidad a Cuba, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y demás casos de éxito económico y social.

Cuando el modelo obviamente fracasa, los educados —que es como llamarle atleta al raponero que corre después de robar una cadena— explican las causas del descalabro con los infantilismos que aprendieron en la fábrica de parásitos: el bloqueo, los empresarios, la oligarquía, el imperialismo, Bob Esponja. Ni por error se les ocurre pensar que destruir el aparato productivo poniéndolo en manos de personas como sus profesores universicarios traería como resultado la ruina. No lo pueden pensar: fueron programados académicamente para culpar a otros de su propia incapacidad.

Petrismo, chavismo, castrismo y demás laxantes son entonces la consecuencia de repartir diplomas insignificantes. Una ciudadanía técnica, preparada para el mundo actual, entrenada para resolver problemas reales, no se traga el cuento de la deuda ancestral, la justicia social o que las mujeres tienen pene. Una ciudadanía realmente educada usaría las hojas de los libros de Eduardo Galeano para lo único que sirven: para limpiar con ellas las zonas más innobles del cuerpo.

América Letrina cambia cuando cambien los ejemplos a seguir. Hasta tanto eso ocurra, seguiremos poniendo el foco de la culpa en quienes realmente podrían ser la solución. O al menos parte de ella.


Actualización: al momento de publicar esta entrada la minga indígena del Cauca, los ciudadanos con más derechos y menos deberes del mundo, se tomaron las instalaciones de la Universidad Nacional. Me encanta. Sea esta la oportunidad para que los chiques universicarios compartan con sus hermanitos mayores y junto a sus profesores diseñen herramientas con tecnología ancestral y sostenible para destapar los inodoros cuando los invitados se devuelvan para sus laboratorios 😎

Categorías: Libertario, Personal
J. Inversor

Escrito por:J. Inversor Otros posts del autor

Hackear es un acto noble y altruista porque trae a la existencia la multiplicidad inagotable de todos los códigos, sean naturales, sociales, computacionales o poéticos.