Existe una teoría conspirativa conocida como La Teoría del Internet Muerto. Esta teoría dice que una gran parte del contenido recientemente publicado en Internet ha sido producido por mecanismos automatizados como bots e inteligencia artificial. Tal vez en el momento actual esto no sea del todo cierto. Sin embargo, es innegable que desde hace unos años la red se dirige a gran velocidad en esa dirección.
Ese influencer que ostenta millones de seguidores en realidad no tiene tantos. Esa publicación que parece haber sido vista por cientos de miles de ojos en realidad nunca tuvo ese alcance. ¿Medio millón de likes? En realidad fueron menos de tres mil.
Todo se trata de un show. Un show de magia que usted está creyendo a pie juntillas. Un espectáculo que consigue crear la ilusión de legitimidad.
¿Quiénes necesitan esa legitimidad artificial? Todo aquel que quiera algo de usted. Los políticos, por ejemplo, necesitan aparentar popularidad. Durante las elecciones del 2022 en Colombia un estudio reveló que todos los candidatos presidenciales tenían seguidores falsos en sus cuentas de X. Quien más seguidores falsos tenía era Gustavo Petro, el actual prelincuente de Colombia con el 55%. Esos seguidores pueden ser estrictamente ornamentales, esto es, estar ahí para inflar el total o pueden ser participativos e interactuar con la cuenta. Todo depende de cuánto esté dispuesto a pagar el tramposo.
Los medios necesitan hacerle creer al vulgo que sus artículos y sus noticias tienen un gran alcance; las marcas necesitan que usted crea que cada una de ellas es la preferida de las masas; los estafadores necesitan que usted crea que tienen miles de clientes satisfechos. Artistas, activistas, influencers, todos inflan su valía real, todos mienten.
Unos cuantos casos.
Cada vez encontramos más casos que parecen validar la Teoría del Internet Muerto. En general podemos dividir dos motivaciones que los llevan a manipularnos de esa forma: motivaciones económicas y motivaciones electorales (que al final también son económicas). No obstante, hay algunos casos que parecen obedecer a experimentos sociales cuyas intenciones son difíciles de conjeturar. Veamos algunos ejemplos.
Los niños ESCULTOres.
En la cloaca más puerca comenzaron a aparecer las imágenes de unos supuestos niños africanos que construían esculturas con materiales reciclados. Dichas imágenes, a su vez, recibían miles de likes y un sinnúmero de comentarios positivos.
Es obvio que estas imágenes fueron hechas con IA. Hasta ahí no hay nada raro. Sin embargo, al periodista Jason Koebler de 404Media le pareció sospechoso que los comentarios fueran, casi en su totalidad, elogiosos y que nadie mencionara que las imágenes parecían artificiales.
El curioso periodista se dio a la tarea de contactar a 300 de los comentaristas de estas imágenes. Adicional a ello, él mismo comentó las imágenes buscando conversar con otros comentaristas. De estos varios centenares de interacciones Jason Koebler solo obtuvo 4 respuestas. Para imprimirle un poco más de sospecha al asunto, las respuestas que obtuvo eran escuetas del tipo: de acuerdo, hola o simplementa el emoji del pulgar arriba. Respuestas fácilmente programables en un bot.
Que un par de mensajes se queden sin respuesta no dice mucho. Que más de 300 interacciones sean ignoradas en cambio sí. Lo que no está claro es la intencionalidad de ese ejercicio. ¿Podría ser alguien a punto de crear una campaña para recaudar fondos a favor de los niños escultores? Podrían ser mil cosas pero algo sí es seguro: el trasfondo de algo así siempre será económico.
Unos Jesucristos muy peculiares.
Otro evento que parece ajustarse a la Teoría del Internet Muerto es la aparición, también en la alcantarilla social Facebook, de centenares de imágenes que representaban a Jesucristo como un ser mitad humano y mitad crustáceo. La comunidad llamó a estas imágenes Jesucristo-Gamba.
Mientras estas extrañas imágenes aparecían por toda la cloaca social, centenares de cuentas, cuando menos sospechosas, comentaban estos centenares de ilustraciones con un sucinto amén. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Quién se beneficia? ¿Cómo se beneficia?
Aunque aquí tampoco podemos precisar la intención final de este ejercicio, sí podemos identificar 3 actores: quienes publican las imágenes (bots), quienes las comentan ( también bots) y el algoritmo de Facebook (otro bot: Incordio) que las muestra repetidamente a las moscas del estercolero. Miles de interacciones y solo unos cuantos humanos que manejan los bots.
La jaula del amo Mark ha modificado su algoritmo para que recomiende contenidos que no están relacionados con los me gusta o los contactos de los usuarios, sino con aquello que genera más interacciones en la plataforma. Es lo mismo que hace TikTok. Al respecto, el mismo Zuckerberg dijo en la presentación de los resultados del primer trimestre del 2024: «Ahora mismo, alrededor del 30% de las publicaciones de Facebook se realizan a través de nuestro sistema de recomendaciones de inteligencia artificial. Es el doble que en los dos últimos años».
Que el algoritmo de Facebook participa en la viralización de estas imágenes creadas por una IA no es un misterio. No es algo que ellos estén ocultando. Lo que sí ocultan es la razón por la cual realizan estos experimentos. Teniendo en cuenta el lugar donde todo ocurre, Facebook, es fácil concluir que su motivación ulterior es económica.
Lo que es difícil de precisar es cómo esto va a afectar a la sociedad pues, al día de hoy, cada centavo que obtienen las redes sociales es fruto del embrutecimiento de sus usuarios. Si la mayoría de usuarios de las redes sociales ya son unos completos imbéciles, ¿qué sigue entonces para ellos? Si los están utilizando como sujetos de estudio es por algo y me temo que no será algo bueno.
Noticias sin periodistas.
La información que recibimos a diario siempre ha sido manipulada para servir a diversos intereses. Cualquier noticia que veamos debemos, antes de tragarla, analizar quién es el dueño del medio de comunicación. Saber esto nos dirá qué porcentaje del chisme podemos creer.
NewsGuard es una compañía que se encarga de certificar fuentes de noticias e información. Esta empresa ha encontrado más de 1.000 sitios web que producen noticias e información generada por inteligencias artificiales. Estos sitios tienen nombres llamativos como: iBusiness Day, Ireland Top News y Daily Time Update, entre otros, y producen artículos sobre una amplia variedad temática, como negocios, inversiones, política, tecnología, entretenimiento, viajes, etc.
Estos sitios, a su vez, cuentan con miles de bots repartidos en todas las redes sociales cuyo trabajo consiste en compartir, comentar y elogiar las publicaciones. Normalmente son publicaciones con títulos sensacionalistas que despiertan la curiosidad de quienes los ven. Al interior de las publicaciones hay anuncios publicitarios, enlaces de afiliado o de plano son publireportajes pagados por alguna marca, partido político, artistas y demás. Los dueños de estos medios hacen un gran negocio. Que la objetividad y la verdad deban ser sacrificadas no es algo que les trasnoche.
Granjas de bots.
Una granja de bots es una estación de trabajo en donde una o varias personas manejan miles de cuentas que interactúan en diferentes plataformas con diversos fines.
Estas granjas, o más bien empresas, prestan servicios mercenarios. Los trabajos se ejecutan sin distingo de credo, raza, ideología o preferencia sexual. Si se llega a un acuerdo económico, esas miles de cuentas harán lo que el master les diga.
En esto, según dicen algunos medios, son especialistas los rusos aunque me temo que esto no es más que un odioso estereotipo polarizante. Lo cierto es que alrededor del mundo existen miles de granjas de bots al servicio de gobiernos, políticos, empresas, artistas e influencers que puedan pagar sus honorarios.
Los servicios que ofrecen estos mercenarios son variados. Van desde aumentar el numero de seguidores de una cuenta hasta posicionar tendencias o difundir rumores sobre una persona, partido político u organización. La ética no los toca. Si el pago se hizo efectivo no tendrán empacho en destruir vidas, carreras y reputaciones. Que su actividad económica destruya vidas injustamente no es algo que les preocupe. ¿Por qué debería?
Estos bots, o más bien estas granjas de bots, han influido en las elecciones de muchos países como Estados Unidos, México, Chile y, reciéntemente, Colombia. También son contratados para agitar a las masas de cavernícolas enardecidos que quieren mejorar el mundo degollando motociclistas. Lo que los politiqueros de Colombia llamaron «El estallido social del 2021*» fue, en gran medida, atizado por estos bots. Si analizamos quiénes se beneficiarion de esas revueltas podemos saber quiénes pagaron los servicios de esos mercenarios digitales.
La Teoría del Internet Muerto es más bien una profecía. Quizás una profecía autocumplida. Es solo cuestión de tiempo para que los contenidos generados por medios automatizados, como las granjas de bots, superen a los contenidos generados por personas de carne y hueso.
Ya no se trata de si creemos en esta teoría o no. Más bien se trata de cuánto tiempo falta para que el 51% de la actividad en línea diaria sea generada por sistemas automatizados. ¿En cuánto estará en este momento? ¿25%? ¿30%? No creo que alguien pueda cuantificarlo pero sin duda estaremos de acuerdo en que ya no se trata de casos aislados. Por donde naveguemos vemos la manipulación automatizada. RIP Internet.
*Lo que en Colombia llamaron «Estallido Social» fue una serie de asonadas criminales y terroristas diseñadas por los partidos políticos de izquierda y las guerrillas colombianas para desestabilizar al gobierno de turno que venía de sortear la pandemia del Covid-19. Los parásitos que exhortaron e instrumentalizaron a esos delincuentes para que quemaran policías vivos y saquearan comercios hoy son gobierno y viven como reyes. Los delincuentes que protagonizaron los desmanes siguen en la pobreza más hijueputa pero son felices porque al menos no gobierna la derecha.
