• Minimalismo

    Lo ven todo

    Usted no tiene que ser usuario de las letrinas sociales para que ellos lo espíen. Ellos lo ven todo. Si alguno de sus estúpidos amigos limosneros de atención lo tiene en sus contactos, es más que seguro que usted está en sus registros. Esto se puede corregir, o al menos minimizar. Sinceramente dudo que podamos salir por completo de sus bases de datos, pero al menos debemos intentarlo.

  • ¡Sonría!
    GNU / Linux,  I.A.,  Libertas,  Minimalismo,  Tech

    ¡Sonría!

    ¡Sonría! Usted está siendo grabado, analizado y perseguido por su propio bien. En la era de la vigilancia todo debe quedar registrado. En especial su rostro. ¿Cómo vamos a garantizar su seguridad si no conocemos cada uno de sus rasgos? La delincuencia no va a disminuir porque existan cámaras en cada rincón del mundo. Además, la inseguridad nos sirve. Así los llevamos a las urnas con la promesa de protegerlos pero, en realidad, lo que queremos es controlarlo todo.

  • Adiós a Gmail
    Libertas,  Minimalismo,  Tech

    Adiós a Gmail

    Una forma de conservar algo de privacidad en Internet es compartimentar los servicios de correo que usamos. Lastimosamente, la mayoría de las personas no lo hacen. Yo lo hago desde hace un buen tiempo. Uso diferentes servicios para diferentes propósitos. Uno de los servicios era el correo de Google pero hoy le digo adiós a Gmail. Sencillamente no tiene sentido sacrificar tanto por lo que se supone es un servicio gratuito.

  • La Web 3.0
    Libertas,  Minimalismo,  Tech

    La Web 3.0

    Todo evoluciona e Internet no es la excepción. En 1989 nacía la World Wide Web, también conocida como Web 1.0. Desde entonces todo ha ido escalando —no siempre para bien—. De esa primera web, que en mi opinión es la mejor, queda muy poco. El contenido estático dio paso a la tediosa interacción característica de la Web 2.0. Ahora estamos ad portas de presenciar el advenimiento de una nueva forma de interactuar con el mundo. ¿Podrá la Web 3.0 corregir los entuertos de su predecesora?

  • Embrutecidas
    Libertas,  Minimalismo

    Embrutecidas

    La mayoría de personas que conozco están embrutecidas por las redes sociales. Pocos se salvan de la infausta condena contemporánea. Vidas descartables, cabecitas clavadas día y noche sobre la pantalla, emociones exacerbadas. La vana ilusión de pertenecer. La sobreexposición es el precio a pagar. No sé si es dramático o es cómico. Tal vez sea ambas. Lo que sí sé es que vidas así no merecen ser vividas. ¿Para qué?

  • Por una selfie
    Minimalismo,  Osint,  Tech

    Por una selfie

    Las personas no pueden parar de tomarse fotos. Están convencidas de que sus maravillosas vidas deben ser documentadas al segundo. No quieren privar a las generaciones futuras de su invaluable registro histórico. No basta con que sus seres queridos se enteren del suceso, todos, conocidos y desconocidos, también deben saberlo. No importa el peligro que corran, por una selfie vale la pena. La privacidad y el narcisismo no suelen coexistir.

  • Deep / Dark,  Hacking,  Minimalismo,  Osint,  Tech

    La cloaca más puerca

    De todas las redes sociales, Facebook es quizás la cloaca más puerca y hedionda. Las otras no es que estén mejor, pero el hedor del desagüe de Zuckerberg eclipsa la pestilencia que emana de los otros sumideros. Hoy, Facebook tiene alrededor de 2.960 millones de usuarios activos. Personas que, a juzgar por su precaria ortografía, ostentan un bajísimo nivel intelectual. Estoy seguro de que entre más ignorante y corriente es una persona, más activa será en sus redes sociales. Es un lóbrego mecanismo compensatorio difícil de explicar.

  • El enemigo conoce el sistema
    Libertas,  Libros,  Minimalismo,  Tech

    El enemigo conoce el sistema

    Estoy leyendo un libro estupendo llamado El enemigo conoce el sistema de la gran periodista e investigadora Marta Pereirano. Sin temor a equivocarme es uno de los mejores libros que he leído sobre la manipulación de la que somos víctimas. No he terminado de leerlo pero es tan bueno que quiero hacer una reseña de su primer capítulo. Ya he escrito mucho en este blog sobre las ridículas, grotescas, innecesarias e indeseables redes sociales pero este libro, les aseguro, va más allá de todo lo que haya publicado antes.