Una sociedad sin dinero
Libertas

Una sociedad sin dinero

El totalitarismo avanza en todas las naciones del orbe. Ya no es cuestión de izquierdas y derechas, esa ridícula disputa quedó atras. La pugna ideológica se ha reducido a elegir entre la libertad y el estatismo de variopintos discursos. El miedo ya no es la clave del control social. No lo necesitan. Para eso tienen nuestros datos. El siguiente paso será quitarnos la poca privacidad financiera que aún nos queda. Cuando vivamos en una sociedad sin dinero físico, ellos tendrán el control total.


Pensemos un poco en el efectivo. Es cierto que las actuales monedas, al no estar respaldadas por un subyacente real, no valen nada. Sin embargo, mientras la masa siga confiando en ellas, y deseando acumularlas, nos serán de utilidad. Aún así, a pesar de su valor simbólico (o al menos subjetivo), el efectivo tiene una cualidad invaluable: nos da algo de privacidad. Es imposible saber a dónde va un billete después de ser emitido. Una vez el papel llega a las manos de la masa, es imposible saber qué se ha hecho con él. Por eso precisamente debe acabarse.

Una sociedad sin dineroPartamos de una premisa incontrovertible: los burócratas viven de nuestro trabajo. Nos parasitan. Siendo así, es lógico que quieran obtener más de nosotros. La casta parasitaria solo puede crecer y robustecerse secuestrando más rentas. Esto es particularmente cierto en América Letrina donde nadie quiere ser productivo, todos quieren ser funcionarios. Lo que llamamos «educación» no es más que la producción en serie de parásitos.

Ellos edulcoran sus latrocinios con rimbombancias infantiles como la «Justicia Social». Ridículo comodín con el que pretenden legitimar el robo. Desde luego que todos queremos sociedades más justas. La pregunta es si a ellas se llega manteniendo delincuentes diplomados.


Vigilancia total.

Al control total se llegará por los datos. Ya no necesitan psicópatas uniformados que infundan el terror. ¿Para qué ponernos con torturas sépticas si usted ya confesó? En el libro mayor está consignado cuánto cobró, quién le pagó, cuánto le quedó, y desde luego, cuánto de lo obtenido con su ingenio y esfuerzo le corresponde a los parásitos. No seŕa una contabilidad descentralizada, no podría serlo. Al libro que registrará nuestros movimientos solo tendrán acceso los mismos que nos expropian.

Pero aún hay transacciones que escapan al control de las ratas. Aquellas transacciones que se hacen entre individuos libres logran evadir la vigilancia. El efectivo es la red Tor de la economía. Por eso les incomoda. En sus cabecitas de cagatintas, leguleyos  y ponesellos no pueden concebir que dos individuos lleguen a un acuerdo sin la intermediación de un inútil. En el país donde lastimosamente nací, cuando se vende una propiedad, entre comprador y vendedor hay una legión de cucarachas mierderas que se quedan con el 3,5% del valor del negocio. Para financiar la Justicia Social, claro…

Los ciudadanos aún podemos minimizar el impacto del robo aprovechando los puntos ciegos que tiene el sistema pero eso no durará mucho. La orden está dada. Una parte de lo que nos roban se usará para financiar y perfeccionar los sistemas que nos vigilan. Con nuestros propios recursos nos someterán (más). Aunque detestable y repulsivo, hay que reconocerles que su plan es perfecto.


El siguiente paso.

El siguiente paso de las ratas será crear una sociedad sin dinero físico. Esos incómodos papeles les impiden robar en cada transacción existente. Por el bien de la democracia moderna hay que acabar esa vagabundería de la libertad individual. Todos deben aportar (menos ellos). ¿Si no quién va a pagar la deuda ancestral? La deuda que nadie contrajo la pagaremos todos, incluso aquellos que no han nacido. Los descendientes de ellos, por su parte, se dedicarán a robar a su prole porque la enfermedad de la burocracia se transmite de padres a hijos durante el desarrollo fetal. Como la sífilis. Nada enorgullece más a un latino que contar que su abuelo trabajó con un dotor… Así de poquito somos.

¿Cómo permitir que Juan negocie una camisa con Pedro sin darle una parte a los Homúnculos vermicularis? ¡Inadmisible! De cada cosa que usted compre o venda, así sea un fósforo, una parte debe llegar directamente a los bolsillos de los parásitos. No puede ser de otra forma. Ellos saben que en una sociedad libre serían habitantes de calle protegiéndose del frío con sus insignificantes diplomas. Su libertad económica los perjudica.


El tiro de gracia.

Una sociedad sin dineroEl cartucho ya está en la recámara y la boca de fuego apunta en su dirección. La última brizna de libertad será eliminada por las CBDC (Central Bank Digital Currency). El 80% de los 66 bancos centrales consultados por BIS (Bank for International Settlements) exploran la idea de emitir sus monedas de forma digital. El 10% de ellos confiesan que ya tienen listos los tokens y están cerca de lanzarlos al mercado. Ellos dicen que las CBDC no reemplazarán al circulante pero todos sabemos que es solo cuestión de tiempo.

Cuando vivamos en una sociedad sin dinero físico no habrá escapatoria. La distopía orwelliana será la nueva normalidad. No será en esta generación pero será. De eso no tengo la menor duda. Los parásitos son previsivos y saben que deben dejarle a su descendencia un mundo donde sea más fácil vivir de frases manidas y discursos emotivos. Lo paradójico y triste de todo esto es que el nuevo candado será la misma tecnología que creíamos que era la llave. Cualquier cosa que intentemos será paliativa pues ellos lo sabrán todo y lo tendrán todo.