Redes sociales
Minimalismo

2023 sin redes sociales

Al momento de escribir este post estoy ad portas de eliminar mi última red social personal: Instagram. Ya hace un buen tiempo había eliminado Facebook y con esto elimino por completo mi presencia en esos espacios tan frívolos como innecesarios. Estoy convencido de que el minimalismo digital nos lleva a aprovechar mejor los beneficios que trae consigo la tecnología, beneficios que se ven eclipsados cuando desperdiciamos el tiempo viendo las idioteces que se publican en esas letrinas plataformas.

Pensémoslo bien. ¿Habrá alguna red social más frívola, ordinaria y vulgar que Facebook? ¿Habrá algo más absurdo que gastar tiempo en ella? Un solo minuto desperdiciado en Facebook es un despropósito. Tengo una cuenta utilitaria desde la que hago operaciones OSINT (inteligencia de fuentes abiertas) y para pasar inadvertido he tenido que agregar a un centenar de personas al azar. Cuando tengo que realizar alguna investigación voy directo al asunto sin reparar en las publicaciones: fotos de comida, fotos posando frente a un auto propio o ajeno, memes idiotas tan graciosos como una colostomía, oraciones compartidas por otrora perversos, fotos del puto gato siendo gato y un sinnúmero de porquerías inútiles que hacen las delicias de otros gusanos sin nadita qué ofrecer. Un pozo séptico donde se parea (y aparea) lo más pueril de la hez humana.

Eliminar mis redes sociales

Pero Instagram no es diferente, total tienen el mismo dueño y la misma filosofía. Solo es una red social ligeramente menos grotesca que su hermana mayor pero en esencia son lo mismo: un espacio vacío de contenido pero muy lleno de basura donde legiones de idiotas insignificantes vuelcan sus inseguridades y edulcoran su inveterada tristeza con sonrisas fingidas y escenarios postizos que aún no se terminan de pagar.

Eliminar mis redes sociales

Todo en Instagram es falso. Desda la prosperidad del primo de su vecina hasta las abdominales de la influencer, todo es falso. He estado a menos de un metro de algunas influencers muy famosas y son mujerucas bastante corrientes. Algunas incluso son más feas que un absceso. Todo es falso. Pero no solo voy a eliminar las redes sociales porque todo sea falso, al final solo son una proyección de la sociedad actual y a donde vayamos encontraremos la falsedad. También las elimino porque no son seguras, porque se lucran de mi tiempo y de mis datos y porque no me aportan nada de valor.

LAS REDES SOCIALES NO SON SEGURAS.

Mientras la tontamenta (neologismo de mi autoría ©) se solaza publicando sus boberías intrascendentes, millones de delincuentes navegan las redes recopilando información que sirva a sus intereses. En otro post les enseñaré a hacer scraping de redes sociales. Van a quedar sorprendidos con los datos que se pueden obtener de un perfil cualquiera.

Cuando un zoquete que tiene a su mamá al lado o la puede llamar publica: Madre, en este día de tu cumpleaños deseo que te cures las hemorroides y vuelvas a ser feliz, está regalando información muy valiosa. El delincuente ya sabe que su objetivo tiene mamá, ya sabe cuándo cumple años y que tiene una enfermedad. Si además de volcar su ridícula sensiblería en las redes para posar de buen hijo —en lugar de decírselo personalmente— etiqueta a su mamá, el delincuente no solo obtiene los datos anteriores sino que queda sabiendo quién es la señora y seguramente se hará a sus fotos. Basta halar ese hilito para llegar al resto de la familia y crear un dossier. Yo he creado genealogías completas partiendo de un perfil individual.

No basta con configurar las opciones de privacidad del perfil. La inseguridad comienza desde que el usuario se registra: nombre completo, fecha de nacimiento, nacionalidad, lugar de residencia, teléfono, correo electrónico, profesión, orientación sexual, ideología política, estado civil, religión… Datos y más datos que en las manos equivocadas pueden servir para suplantar la identidad y cometer toda laya de delitos y, en las manos correctas, sirve para llenar al usuario con anuncios políticos y publicitarios. Es demasiado estúpido ponérsela tan fácil a los delincuentes y a sus socios los anunciantes.

LAS REDES SOCIALES SE LUCRAN DE MI TIEMPO.

En el post ¿Redes sociales? No, gracias, dije que los genios de Silicon Valley encontraron la forma de monetizar la idiotez de las masas embrutecidas sin sacarles un solo peso del bolsillo. El lucro está en el tiempo que el tonto pasa viendo memes y goles. Entre más tonterías publique, comparta o interactúe con ellas, más exactos serán los datos que la red vende a los anunciantes y, entre más tiempo pase en línea el Épsilon de Huxley, más anuncios verá y más dinero llegará a la cuenta del amo Mark. Mi tiempo, lo único que no puedo recuperar, se consume para beneficio de otro y esa idea me resulta insoportable.

LAS REDES SOCIALES NO ME APORTAN NADA DE VALOR.

Es muchísimo más barato pagar un servicio de suscripción que entregue periódicamente la información que uno necesita que pasarse el día buscándola en el scroll sin sentido de las redes sociales. La bolsa es una de mis ocupaciones y hay muchos servicios de suscripción que me mantienen al tanto de las tendencias del mercado y de los movimientos corporativos. Por unos cuantos pesos mensuales tengo en mi correo toda la información que necesito para tomar decisiones de inversión. No tiene sentido que me pase el día en Facebook buscando, entre memes de la Reina Isabel y videos de borrachos, cómo va el COLCAP. En Twitter se puede encontrar buena información sobre los mercados financieros pero el precio a pagar es mamarse el humo de los vendedores de ilusiones. Ninguna información realmente valiosa va a salir de las redes sociales porque la información valiosa proviene de investigaciones serias, investigar toma tiempo y el tiempo de los demás es valioso y hay que remunerarlo.

Entonces, si no aportan nada para mi trabajo, si a mis seres queridos los puedo llamar o visitar cuando quiera o pueda y si además exponen mis datos a delincuentes, politiqueros y mercachifles, ¿para qué tenerlas? Aferrarse a las redes sociales es como atesorar un eczema.