El Megafraude

Se nos va la vida buscando papelitos de colores con los cuales adquirimos cosas. Papelitos que, hay que decirlo, constituyen un megafraude sin precedentes en la historia. A esos papelitos de colores les llamamos dinero pero es solo porque no entendemos qué es el dinero. Si las sociedades tuvieran el criterio y el discernimiento suficientes para distinguir la paja del grano, hace mucho habrían caído los gobiernos.


Origen del Megafraude. 

El dinero actual es papel. En ese sentido tiene más utilidad que valor ya que siendo papel puede usarse en ciertas labores higiénicas sobre las cuales prefierno no profundizar. Pero no siempre fue así. Después de la sal, las conchas y las cabras, la humanidad tuvo dinero real, es decir, una herramienta de comercialización dotada de las siguientes cualidades:

  1. Reserva de valor. Los aguacates son valiosos mientras se puedan comer. Una vez se pudran su valor será cercano a $0. Algunos metales como el hierro son valiosos pero sufren corrosión y se deterioran. Otros, como el oro y la plata, soportan el paso del tiempo sin oxidarse ni alterarse, por eso y por su escasez, son más apreciados que el hierro o el bronce.
  2. Medio de intercambio. El trueque funcionaba a medias. Su mayor falla era no adaptarse a la coincidencia de deseos. Yo tengo un paraguas, usted tiene una cabra. Yo puedo querer su cabra pero usted puede no estar interesado en mi paraguas. Tal vez usted sí quiera vender su cabra pero no por un paraguas. ¿Qué hacemos? Por eso necesitamos un bien valioso que pueda hacer coincidir los deseos de las partes.
  3. Unidad de medida. El bien que consideremos dinero debe servir para tasar el valor de todos los bienes y servicios presentes en una economía. Sería muy difícil tasar cada producto que vemos en naranjas, peras, madera, sal, oro, bitcoin, vacas, etc. Necesitamos una unidad de medida que se pueda aplicar a cada bien y esa unidad de medida es la moneda.

Otras características deseables que debe tener el dinero es la divisibilidad, que podamos fraccionarlo; la facilidad de transportarlo pues no sería cómodo irnos de vacaciones con 2 cabras y, para mí no menos importante, que sea difícil de rastrear y confiscar o al menos que sea privado (como el efectivo o, mejor aún, el bitcoin).

Un dinero con esas características existió. Y no una sino varias veces. Veamos un poco del tema.


La Roma imperial. 

En los colegios enseñan que Roma cayó a manos de los bárbaros. Pura mierda. Los bárbaros lo que hicieron fue tomar las ruinas de lo que dejaron los políticos. Cuando los bárbaros llegaron, Roma ya había sido destruida por la inflación, el gasto público y los subsidios. Veamos en resumen cómo fue.

Los romanos tenían 3 monedas: al áureo, de oro; el denario, de plata y el sestercio de latón. Otra moneda llamada antoniano era en realidad una modificación fraudulenta del denario (pesaba lo mismo que 1,5 denarios y tenía menos proporción de plata pero según los políticos valía 2 denarios 😥 ). Durante dos siglos, aproximadamente, esto funcionó más o menos bien con una inflación promedio del 1% anual.

El megafraude
Caracalla (188 – 217 AD).

Pero como los mitos se acaban, las leyendas se escupen y el futuro no permite continuar idioteces, a Roma le llegó su hora.

Por el año 211 el emperador Septimio Severo se encontraba peleando contra los pictos cuando le dio un patatús y cerró el culo. En su lecho de muerte llamó a su hijo Caracalla y le dijo: «ven aquí maricón, el truco está en enriquecer al ejército. Y no vayas a matar a tu hermano que te conozco, malparido, te conozco».

Apenas murió el viejo, Caracalla, que era ambicioso como cualquier político letrinoamericano, mató a su hermano Geta para evitarse la competencia al trono. Quizás para no sentir que traicionaba del todo a su padre le subió el sueldo a los militares (como Petro). Para poderle cumplir la voluntad al difuntico, Caracalla tomó dos medidas: subir los impuestos (como Petro) y reducir la proporción de metales preciosos en las monedas (eso no lo ha hecho Petro porque nuestras monedas en realidad no valen un culo).

El áureo, que tenía 7,2 gr., de oro lo bajó a 6,6 gr; el denario, que tenía 56,5% de plata lo bajó al 51,5% y el sestercio lo bajó de 25,5 gr., de latón a 24,8 gr. Su mayor gol fue el antoniano pues, como dije antes, pesaba lo mismo que 1,5 denarios, tenía menos proporción de plata que el denario y sin embargo lo puso a circular a valor de 2 denarios 😯 Cualquier parecido con nuestras moneduchas es porque la historia es cíclica.

El MegafraudeDespués fue el turno Heliogábalo, un lúbrico transexual, zoofílico, prostituto y asesino que gobernó el imperio durante 4 años como los prelincuentes nuestros.

Este mamarracho, a quien la tontería woke de hoy llamaría mujer, rebajó el peso del áureo a 6,35 gr., de oro; la proporción del denario a 46,5% de plata y el peso del sestercio a 22,5 gr., de latón.

Y así siguieron unos y otros devaluando las monedas, o sea robando a su pueblo, hasta que la economía no aguantó más y se derrumbó. Al respecto vale la pena traer a dos emperadores. El primero de ellos es Aureliano, el mismo alias que usaba el presidente de Colombia cuando pertenecía a la banda de secuestradores, extorsionistas y asesinos llamada M-19. El burócrata Aureliano quiso devolver a Roma a su época dorada. Para ello, hizo todo lo opuesto de lo que podría funcionar: aumentó el gasto público, estableció controles de precios y emitió más monedas devaluadas. El resultado, por demás predecible, fue que la Roma de ayer quedó convertida en la Caracas de hoy.

Después llegó Diocleciano a terminar de cagarla. Este personaje pudo ser el primer “keynesiano” de la historia. Diocleciano creía que El Estado debía contratarlos a todos. Nunca antes hubo tantos dotores en el Imperio. Al igual que Chávez, este “keynesiano” creía que lo importante era que hubiera trabajo. Que el trabajador produjera lo de su sueldo +1 para que fuera sostenible en el tiempo no lo tuvo en cuenta. Así, amplió el ejército, aumentó la burocracia y se inventó obras por aquí y por allá. El resultado: el número de trabajadores públicos era superior al de contribuyentes privados. Y eso, estimados, no lo aguanta ni el putas…

Como tenía que pagar a la legión de parásitos que contrató para firmar, sellar papeles y robarse los implementos de las oficinas, además de mantener el apoyo popular con subsidios, Diocleciano necesitaba emitir monedas a un ritmo mayor que el que le permitía la minería. La solución: confiscar la plata y el oro de los ciudadanos. Hagan de cuenta un gorila bruto como Chávez gritando ¡exprópiese! En medio de la calle. Pero vea, no había suficiente plata ni oro o los ciudadanos escondieron muy bien su riqueza. Entonces Diocleciano se inventó monedas de cobre, bronce, plomo y estaño. Que donde encuentra la forma de solidifcar la ñola les pone a circular el cacus

Para no alargar más este asunto, y porque ya me aburrí de hablar de esos maricas, dejémoslo en que el desenfrenado aumento de una masa monetaria cada vez menos valiosa (con menos metales valiosos), el aumento del gasto público sin retorno y la creciente población dependiente de limosnas subsidios volvieron mierda la economía. En el año 284 la inflación estimada (anual) era del 5%, en el año 294 los precios generales eran 14 veces los de época augustea y la inflación había subido al 10%; para el año 301, en cambio, los precios generales subieron a 70 veces y la inflación se disparó al 35%. La chusma dejó de creer en la moneda de curso legal y comenzó la caída libre…

PS: ahí no terminó todo pero yo lo dejo hasta aquí. Si usted quiere puede seguir investigando por su cuenta cómo se dio la caída del Imperio Romano y notará muchísimas similitudes con nuestros días. 


Nuestro propio áureo. 

En los tiempos modernos también tuvimos nuestro propio áureo. Antes del megafraude, nuestras monedas estuvieron respaldadas por oro. Cuando yo era chico en Colombia, mis padres me daban billetes respaldados por oro: cien pesos oro, por ejemplo. Después, un día cualquiera de 1993 eliminaron la palabra oro, la frase PAGARÁ AL PORTADOR y los billetes se convirtieron en papelitos de colores.


El Megafraude


Esto le ocurrió a casi todos los países. El caso más preocupante es el dólar por ser la moneda de reserva mundial. No voy a profundizar en el cambio de patrón y la pérdida de respaldo real de la divisa norteamericana pues eso ya lo conté en ¿Cuánto vale el dólar? Lo que sí voy a hacer es exponerle cómo ha crecido el Megafraude desde que esa moneda dejó de estar respaldada por un valor real.


Así nos roban. 

El Megafraude es un proceso lento, meticuloso, ordenado y secuencial diseñado por los políticos de todo el mundo para quedarse con la riqueza real de sus respectivos pueblos. No es una tontería de esas conspiranoicas, esto es medible y contrastable, cualquier puede comprobar que lo están robando. Para entenderlo hagamos un pequeño ejercicio:

Digamos que en su país circula una moneda que pesa en total 3 gr., y contiene 1 gr., de oro. Ahora imaginemos que usted todos los días gana una de estas monedas. Usted está obteniendo valor (oro) por su trabajo. Esa moneda que usted recibe cada día tiene un respaldo sólido.

Pero a su país llega un Presidente que promete cirugías para la gripe, diplomas de sociología para todos, darle trabajo a los vagos (firmando papeles) y subsidios a las mujeres trans para que se inflen las nalgas con aceite de cocina. Para hacerlo, el hijueputa generoso debe rebajar la cantidad de oro en las monedas: de 1 gr., pasarán a tener 0,50 gr.

Los profesores universicarios apoyarán la medida. Los sindicatos también. Las minorías ni hablar. Todos están felices porque por fin llegó un mandatario que se preocupa por la gente… ¡Qué fácil es ser humanista!

Usted sigue trabajando y le siguen pagando la misma moneda (mismo valor nominal) pero su moneda contiene menos metal valioso (menor valor real). Su carnicero, que entiende mejor el mundo que los economistas, le informa que su moneda, que antes le permitía adquirir 1 kilo de carne, ahora le permite adquirir medio kilo. El payaso generoso que mantiene el voto cautivo con puestos de trabajo innecesarios acaba de introducir la inflación.

Como la población crece y es más fácil pellizcarle el culo al Papa Francisco que quitarle los subsidios a los parásitos, nuestro generoso gobernante necesita más plata. Lo que va a hacer nuestro benefactor es volver a rebajar la cantidad de oro en las monedas para poder emitir más. Ahora cada unidad solo tendrá 0,25 gr., del metal precioso y usted puede irse olvidando de la carne. Pero alégrese, su país ahora es menos desigual

Como la vida es tiempo y a usted le pagan por horas trabajadas, lo que le están robando es su vida. Antes, un día de su vida valía 1 gr., de oro; después, el mismo día valía 0,5 gr., de oro; después, 0,25 gr., y así hasta que su tiempo, o sea su vida, no valga un culo: papeles sin respaldo o pedazos de metales baratos.

Esto es más o menos lo que hicieron los romanos y otros mandatarios de la historia. Pero este proceso era engorroso. Para simplificar el megrafraude, nuestros gobernantes modernos sacaron el valor (el oro) de la ecuación. De forma descarada se bajaron la bata y nos mostraron el culo. Ahora, usted recibiría por su tiempo, o sea por su vida, unos papeles de colores cuyo valor real no excede el de sus materiales: algodón, hilo, celulosa, tinta y electricidad.

Como ninguna persona inteligente recibiría esa mierda a cambio de sus cosas, usaron el poder coercitivo del Estado para obligarnos a usar los papelitos: esta es nuestra moneda de curso legal, punto. De esta forma, se crearon naciones enteras de estafadores que intercambiaban sus bienes, sus servicios y su tiempo por papeles sin ningún valor.

Para mantener viva la ilusión de riqueza tienen a la mano la emisión. Imprimir billetes, el sueño de todo niño hecho realidad. A usted le pagan más pero cada vez compra menos. Un caso clásico lo vimos con el gorila Maduro en Venezuela: mes a mes decretaba aumentos salariales del 40%, 90%, 300% y siempre alcanzaba para lo mismo. La forma como se ha emitido dinero (dólares) en el último lustro no tiene precedentes en la historia:


El Megafraude
Suministro de dólares (M1).

En 2020, el circulante de dólares estaba en torno a 4B. Un año después, era de 6,4B (Billones para nosotros). En un solo año (2020) se incrementó lo mismo que en cinco años (2014 – 2019). Ese dinero, que además llegó por chorros a manos de los megaricos, fue a parar a los mercados de valores y a activos refugio realmente valioso como oro y bitcoin. Ellos saben en dónde ubicar los papelitos de colores y no es propiamente en sus carteras.

Esa emisión constante y sin respaldo real desde luego ha causado inflación. El precio medio de la vivienda en USA ha aumentado 1.858% en 52 años (1970 – 2022). Un 35% anual. Si esto no es un megafraude yo no sé qué es. El precio promedio de una vivienda en 1970 era de $23.900, en 2022 era de $468.000.

El megafraudeEsa emisión no es que la hagan a lo bruto. Ellos son unos hijueputas pero guardan las formas. Lo que hacen es que entre ellos mismos se prestan la plata. ¿No son adorables?

Para mantener los programas sociales, o sea el parasitismo y el voto cautivo, emiten títulos de deuda que otros compran. Después, para pagar los cupones de esos bonos sacan otro préstamo y así ad infinitum. Esto no es solo en los Estados Unidos. TODOS los ciudadanos del mundo estamos endeudados hasta el cuello sin haber visto un centavo de esas rapiñas.

Para ir cerrando esto, el megafraude se comete entonces con dos instrumentos: la emisión monetaria sin respaldo real (y la subyacente inflación) y los impuestos. Con el primero, la emisión, le quitan el valor a su tiempo ergo a su vida y con el segundo, los impuestos, lo obligan a pagar las consecuencias del primero. Al final usted es solo un peón en este juego recurrente, un esclavo al servicio de las enormes deudas contraídas por otros.


El megafraude


El megafraude ha crecido tanto que dudo que tenga reversa. Tarde o temprano las economías mundiales volverán a caer como casuchas de paja. El nivel de deuda de los gobiernos y sus ciudadanos es impagable y la única forma de palear la situación es emitiendo más.

Por fortuna hay alternativas individuales. No que nos saquen del sistema, ellos nos seguirán robando, pero sí que nos permiten convertir y conservar para nosotros algo del valor que ganamos. De eso hablaré, posiblemente, en otra entrada. Hasta la próxima.

Categorías: Cripto, Inversiones, Libertario
J. Inversor

Escrito por:J. Inversor Otros posts del autor

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