He creado un espacio en Tumblr y lo he llamado Pathetic Museum o Museo Patético. Un tablero donde estaré publicando imágenes relacionadas con el horrible, estúpido, grotesco, insulso, ordinario y vergonzoso mundo de las redes sociales, así como del ridículo narcicismo que padecen las moscas psiquiátricas que retozan en aquellos estercoleros.
Pathetic Museum.
Sí, tengo muy claro que Pathetic Museum está alojado en Tumblr, una red social tan puerca como las otras. Lo que pasa es que, al igual que ocurre con este blog, allá tampoco contabilizaré, rastrearé ni monetizaré a sus visitantes. Tampoco habrá interacción así que qué más da en dónde se ponga. Si llegan a ver un anuncio, lo puso Tumblr, no yo. Es el precio de lo gratuito.
Entre más lo veo menos entiendo cómo pueden vivir así. Foto del carro, fotos del semáforo, foto de la vía, foto de la entrada del restaurante, foto del puto mesero, foto del plato de aguamierda, foto de la cuenta, foto de la servilleta transparente por la manteca; foto en el espejo del gimnasio, foto en el espejo del baño, foto en el espejo mugroso del living; foto de la vecina en el ataúd y al lado de la foto una frase babosa y cliché tipo vuela alto que la difunta no leerá, obviamente, porque ya le taponaron el hocico, los oídos y el culo con algodón y le cerraron los ojos con Super Bonder.
Hey, ¿no se cansan de avergonzarse? Y cuando no son sus putas fotos son sus putas frases de autoayuda que solo consuelan a perdedores aniquilables e imbéciles incorregibles. Vayan a terapia o mátense pero no saturen más el mundo con sus güevonadas infantiles. Maduren de una buena vez malparido/a/s imbañables.
El Narciso contemporáneo vio su hermoso rostro reflejado en un balde de fecas líquidas y se enamoró de sí mismo. Yo espero que, a diferencia de lo ocurrido en el mito griego, nuestro bobalicón actual no muera de hambre y sed. Con que caiga al balde y se ahogue en su propia inmundicia me doy por bien servido. Ya no más, ridículos, crezcan ya.
