El pajaporte

Cuando leí la noticia pensé que tenía que ser una broma. Se me hacía absurdo que un gobierno intentara carnetizar a los usuarios de pornografía en Internet. Pero es cierto. Está ocurriendo en España. La sorna popular no tardó en bautizar al peculiar documento como el Pajaporte.


Es uno de esos días en que más me siento viviendo en la distopia orwelliana. Vi la noticia por primera vez en el grupo de Telegram Privacy Dome pero, repito, pensé que debía ser una ridícula broma de Internet, un bulo, un hoax, algo así.

Pero resulta que no. No es una broma. Está sucediendo y es quizás una de las mayores imbecilidades que hayamos visto en la vida. Es tan absurdo y tan estúpido que inaugura una nueva categoría en mi blog: la categoría WTF!

Y la imbecilidad no podría venir de otros que de los delincuentes del sector público, de los dotores, de los parásitos. En este caso de los burócratas españoles a quienes se les acaba de ocurrir la brillante idea de carnetizar a los usuarios de pornografía en Internet.

Yo sé que es muy difícil de creer una estupidez como esta, pero créalo: carnetizar a los consumidores de pornografía en Internet. Y como si esto fuera poco, el carnet de los pajizos, el pajaporte, tendrá saldo de uso: 30 usos de pornografía al mes. Si usted es un onanista contumaz, y gasta sus 30 accesos en una semana, no podrá volver a entrar a páginas porno hasta tanto no recargue el pajaporte.

También debe tener en cuenta que los 30 accesos que generosamente le permite el pajaporte tienen caducidad. Como una lata de sopa. Si usted se quiebra las manitas, y por tanto no puede ejercer la pentadáctila manera de procurarse regocijo solitario, sus credenciales van a expirar y cuando por fin pueda entrar a sus amadas páginas porno, la aplicación, o sea el pajaporte, le pedirá que antes de manosearse renueve sus 30 permisos. Brillante.


La Cartera Digital (β). 

El pajaporte
Genio creador del pajaporte.

El nombre con el que bautizaron a la quintaesencia del cretinismo fue: Cartera Digital y se encuentra en fase beta. El anuncio lo dio un burócrata repugnante llamado José Luis Escrivá que parasita al pueblo español cobrando sueldo en un cargo que, ni él entiende, ni los españoles necesitan: ¡Ministro para la transformación digital! Lo de digital se lo tomó muy en serio el hijueputa.

Por supuesto ellos edulcoran sus verdaderos planes con motivos nobles. En este caso, como casi siempre, el comodín fueron los niños. ¡Ay, los niños! Eso ya lo expliqué en mi post Los 4 Jinetes, léalo. La razón, según ellos, detrás de este nuevo intento de vigilancia masiva, es evitar que los menores de edad ingresen a sitios pornográficos. ¿Quién podría oponerse? De hecho, esta estulticia cuenta con algo de respaldo.

Este ridículo argumento de la protección infantil se desmonta con suma facilidad. Primero: porque la aplicación creada por estos genios solo restringe el acceso a sitios españoles. ¿Qué van a hacer para controlar el acceso a sitios alojados fuera de España? Que además son la mayoría. Segundo: porque cualquiera con conocimientos básicos (Menos el Ministro de la transformación digital) puede saltarse las restricciones geográficas: con una VPN, con un proxy, con Tor…

¿Sabrá el Ministrico de la transformación digital que existen las VPN? ¿Conocerá la red Tor y su navegador? Uno pensaría que por el cargo que ostenta debería saber que eso existe pero evidentemente no, el burro ignorante que dirige la cartera de la transformación digital española no lo sabe.

Entonces, si eso no tiene pies ni cabeza, si no sirve para nada y es un fracaso desde su concepción, ¿para qué lo hacen? Razones para esta y otras estupideces tienen de sobra.

Primero: para espiar a los ciudadanos. Los asquerosos burócratas se sienten amenazados por los individuos libres. Saben que de ellos no pueden obtener mucho (léase robarles). Quieren saber en qué emplea el ciudadano su tiempo, cuánto y en qué gasta su dinero y, ahora con el pajaporte, quieren estar al tanto de su frecuencia masturbatoria. Ya no les basta con meterse en los bolsillos del ciudadano, también necesitan meterse en sus calzones.

Segundo: para robar. Construir esa infraestructura digital cuesta un cojonal de dinero. Eso significa contratos y en el sector público contratos significa robar. Construir un sistema de registro, vigilancia, permisos y renovaciones cuesta esta vida y la otra. ¿De cuánto podría ser la comisión?

Tercero: para ampliarse. Toda organización mafiosa sueña con ampliarse. Con poner sus sicarios en el barrio siguiente. El Estado, al ser también una organización delictiva, no es diferente. Para poner en marcha ese disparate se necesita personal y ese personal se convierte en votos cautivos. Cada uno de esos inútiles que contratan para vigilar a los pajizos tiene una familia que vota en masa agradecida porque a su ser querido le dieron un trabajito.

Es solo cuestión de tiempo para que esta imbecilidad llegue a América Letrina donde, con absoluta seguridad, será recibida con júbilo. Nuestra naturaleza de esclavos abyectos abrazará la buena nueva con alborozo. Ser la servidumbre de los burócratas es nuestro destino trágico e inevitable.

Categorías: Libertas, WTF!
Inversor

Escrito por:Inversor Otros posts del autor

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