El valor de una red (de teléfonos, de mercadeo, de computadoras, de activistas, etc.) es proporcional al cuadrado del número de nodos (usuarios) de esa red. Es lo que nos dice la Ley de Metcalfe y es en lo que estuve pensando anoche antes de dormir. Intentaba entender por qué usamos productos y servicios basura como Whatsapp, Windows, iOS/Android, X, Discord y demás spyware si tenemos mejores opciones.
Usamos aplicaciones basura porque otros las usan. Eso es todo. Es patético y no tiene sentido pero es así. Sea por cuestiones laborales, familiares o simplemente por frívolas razones sociales, no podemos dejar de usar aplicaciones que nos espían y nos roban como Whatsapp. ¿Cómo podríamos comunicarnos usando otras aplicaciones que sí respeten la privacidad del usuario si nadie más las usa?
Hubo una época en que era muy útil tener un fax. Hoy no sirve de nada pues allá afuera nadie tiene uno. Esa es la Ley de Metcalfe aplicada. ¿Qué mierdas voy a hacer con un fax si nadie más tiene uno y por tanto no podré enviar ni recibir nada? Lo mismo ocurre con el teléfono de línea fija. Tuve uno en casa y cada cierto tiempo revisaba que funcionara pues nunca sonaba. Sí funcionaba, sólo que nadie llamaba por ahí.

Y estamos llenos de ejemplos. ¿Quién tiene un quemador de CDs pudiendo usar pendrives que multiplican por varias X la capacidad y la velocidad de los discos? Yo acabo de comprar uno pero yo soy un nerd idiota. Si pasara un loco vendiendo un beeper también lo compraría por pura nostalgia. El hecho es que poco a poco las compañías han mejorado (se puede discutir) sus servicios para hacernos más y más dependientes.
Quizás X y Discord presten más servicios que IRC pero en IRC podíamos cuidar nuestra privacidad tanto como quisiéramos. Sin embargo, si hoy entramos a cualquier servidor de IRC, estará vacío u ocupado por bots mientras que en X y en Discord ya no caben los usuarios. Ahí tenemos la Ley de Metcalfe: la tecnología puede ser una mierda pero valdrá si tiene usuarios.
Varias veces he instalado Signal, la aplicación de mensajería que respeta la privacidad de sus usuarios. El resultado: 1 ó 2 contactos. Todos los demás están en Whatsapp. Todos los demás usan spyware. Y así con todo: la mayoría de ordenadores vienen con Windows. Unos pocos con MacOS; la mayoría de usuarios navegan por Chrome; en sus teléfonos no desactivan la telemetría; 9 de 10 documentos han sido hechos con MS Office, todo es tan uniforme que asfixia.
Y para todo tenemos opciones que benefician a los usuarios y no a las corporaciones. Para el SO de escritorio tenemos las distribuciones de GNU/Linux; para burótica tenemos LibreOffice que sobrepasa en calidad al spyware del señor Gates; como alternativas al monstruoso Whatsapp tenemos a Signal, Threema, Session y otras. Incluso Telegram es muchísimo mejor que la mierda fisgona del señor Zuckerberg; para crear comunidades tenemos medio centenar de servidores IRC; para navegar tenemos a Brave; para informarnos podríamos usar lectores RSS, es decir, no es cierto que tengamos que usar aplicaciones basura. Las usamos por puro efecto Bandwagon y eso es, repito, patético.
Es paja que podamos escindirnos por completo de lo mainstream. Proveedores, administradores, gestores, bancos, empresas de Servicios Públicos, todos nos contactan a través de las aplicaciones basura como Whatsapp. Lo que sí podemos hacer es darle un uso que no nos perjudique tanto. Y eso haré a partir de hoy. Utilizaré la última aplicación espía que me queda, Whatsapp, de forma que no me fastidie tanto. Eso hasta que las personas decidan adoptar tecnologías que los beneficien. No pierdo la esperanza de que un día pase.