Los últimos días han sido días como para gritar ¡vendan todo y compren mucho papel higiénico! Por obvias razones no estuve en el crash bursátil de 1929 y, por no tan obvias, tampoco estuve en el del 2008. Pero estuve en el del 2020 cuando la plandemia de Covid-19 hizo caer los mercados mundiales como si fueran enclenques castillitos de papel (que de hecho lo son).
Y todo parece indicar que se está repitiendo lo visto en el 2020. Al momento de escribir estas líneas mi portafolio crypto va en picada: XRP -14%, BTC -6,8%, HBAR -11,36%, ETH -15,7% y XLM -11,3%. Todo en rojo y cayendo a doble dígito. El viernes pasado, mis acciones de la BVC también cayeron considerablemente: Nu Bank -4,6%, Ecopetrol -3,5%, PFAVAL -4,75%, GEB -4,5%… Si bien en ambos portafolios sigo positivo, esta caída ya comienza a hacer mella en los números.
Pero mientras la mella no sea psicológica, que es siempre la más difícil de manejar, no me preocupo. Los mercados alcistas los soportan todos, los bajistas los soportamos muy pocos. Yo me entrené para ello con la pandemia y con el gobierno de Petro así que no creo que este remezón logre hacerme saltar por la ventana. Todo lo contrario: en la medida de lo posible aumentaré posiciones en aquellos activos que considere tienen un mejor futuro. Lo único que lamento es no tener más liquidez destinada a este propósito.
Lo que está ocurriendo no es cualquier cosa. En un poco más de 40 días el mercado norteamericano ha perdido alrededor de 11,1 billones, algo así como el 30% del PIB estadounidense (en 2024 fue de 29,17 billones). Y todo parece indicar que a la caída aún le falta recorrido pues el 9 de abril entran en vigencia los aranceles recíprocos y, supongo yo, algunos pocos países responderán en consecuencia a la agresión comercial.
Eventos de cisne negro.
Un evento de cisne negro es un acontecimiento inesperado que tiene un gran impacto y que no se podía prever. Es una metáfora que se utiliza en economía y otros ámbitos para describir sucesos que sorprenden y generan cambios significativos. Ejemplos de ellos son los atentados del 11 de septiembre en NYC y la pandemia de Covid-19.
Algunos dicen que la crisis del 2008 fue un evento de cisne negro pero lo cierto es que muchísimas voces advirtieron lo que podría ocurrir si seguían jodiendo con hipotecas basura: préstamos de alto riesgo que se otorgan a personas con un historial crediticio macabro. Algo así como prestarle plata a un petrista y esperar que la devuelva. Pero fuera o no la crisis del 2008 un cisne negro, lo cierto es que estos eventos se potencian a sí mismos con efectos tipo bola de nieve como las llamadas de margen.
Que este asunto de los aranceles y las subsecuentes caídas sea o no un evento de cisne negro es irrelevante. Muchos lo considerarán así, otros no. Lo importante es que está causando en los mercados un derrumbe que muchos expertos ya consideran catastrófico. El F&G Index, el índice de miedo y codicia, se sitúa en estos momentos en 17, es decir en miedo extremo. ¿Y qué dice la regla? «Se codicioso cuando los demás estén temerosos».
Llamadas de margen.
Una llamada de margen o margin call es una notificación que se le hace a un inversionista cuando la prenda de garantía que dejó para cubrir un préstamo se desvaloriza hasta un nivel que el prestamista no puede tolerar. Pongamos un ejemplo. Usted tiene una casa que, a precio de mercado, vale $1.000. Va al banco, pide un préstamo de $800 y deja como garantía su casa. Pero resulta que ocurre uno de estos eventos aciagos y su casa ya no se valora en $1.000 sino en $850. El banco le hará la llamada de margen para que ponga $150 extra en su garantía. Si usted no puede hacerlo, el banco venderá la prenda de garantía inicial y se cobrará por derecha.
Donde dice casa ponga acciones y donde dice banco ponga broker. Muchos grandes inversores apalancan sus nuevas inversiones dejando en garantía sus portafolios de acciones. Si esas acciones caen, como está ocurriendo en este momento, los prestamistas los llamarán a margen y, en caso de que no puedan aumentar la garantía, cerrarán las posiciones aumentando la presión de venta en el mercado. Como las presiones son acumulativas, el cierre masivo de posiciones crea un efecto avalancha y todo se va a la mierda.
Yo viví en carne propia una llamada de margen que me costó U$ 16.000. Dejé abierta una posición en corto en el par XAU/USD (Oro/Dolar US) unos días antes de que Rusia invadiera a Ucrania. Por patrones chartistas y por indicadores como el RSI y el MACD, se podía advertir que el oro estaba cansado de subir y se aproximaba una corrección. Lastimosamente, ante estos eventos sorpresivos el análisis técnico es un poco menos que astrología y, como no pude cubrir la llamada de margen, el broker cerró mi posición causándome la pérdida ya dicha.
Lo que voy a hacer.

Lo primero que voy a hacer es tomar un café. Después iré a comprar mucho papel higiénico y a mi regreso me sentaré a analizar en cuáles activos aumentaré mi posición.
Yo no compro activos los lunes para venderlos los martes. Mi horizonte, en la mayoría de inversiones, no es inferior a 5 años. En algunas de ellas ni siquiera contemplo salir. ¿Entonces?
Me gustaría aumentar posiciones en Nu Bank, en BTC, ETH y XRP. Creo que todos esos activos tienen un enorme potencial a futuro y esta es una gran oportunidad de adquirirlos en descuento por pánico extremo.
Lastimosamente, mi liquidez para estos menesteres está limitada a los ingresos por dividendos. Desde hace mucho no traslado un centavo de otros rubros a los mercados financieros y para tener éxito en este asunto hay que seguir un plan de forma que no permitiré que la avaricia me cambie la estrategia.
Si algo nos ha enseñado la historia es que estas crisis son también oportunidades y que, en cuanto a los mercados financieros, la sumatoria de tiempo y templanza siempre rinde sus frutos. Al igual que las otras crisis esta también pasará y quienes la aguantemos cosecharemos los beneficios. Por ahora disfrutar este día de shopping y dejar algo de caja por si el cuchillo sigue cayendo.