Es increíble la cantidad de estúpidos que a diario suben las fotos de sus hijos, sobrinos y nietos a Internet. Tal vez sería más seguro para ellos ponerlos directamente en venta en un mercado de Mumbai. Estos jóvenes, o más bien sus fotos y sus identidades, llegan a la red oscura incluso antes de obtener la licencia de conducción. En este mundo de ridículos snobs la premisa es: me exhibo, luego existo.
Los niños y los perros se convirtieron en el material a presumir por antonomasia. Los perros de raza, desde luego. Pocas personas quieren lo suficiente a los animales para presumir un perro criollo. Compran el perro de raza no porque quieran al perro sino porque aman la apariencia que el perro les da. Pero bueno, en fin, entiendo que presuman sus perros porque son lindos pero, ¿sus hijos? La mayoría de niños son feos. Usted los ve bonitos porque son suyos pero créame, son feos. Algunos incluso son aterradoramente feos, dolorosamente feos.
Pero dejemos de lado la fealdad de sus hijos. Eso no tiene mayor importancia. Al final la humanidad es espantosa. Desde que no le salgan burócratas o progres tienen derecho a ser felices. El punto es que, cada vez que usted expone a los menores en Internet, le está dando material de trabajo gratuito a las bandas que viven de la necesidad de aprobación de los acomplejados. Así de simple.
Estoy en un grupo de Telegram llamado Privacy Dome. Es un grupo estupendo conformado por personas que entendemos Internet y, por tanto, valoramos la privacidad. Allí publicaron un video que me pareció debe ser difundido. Tal vez logre persuadir a alguien de exponer a sus hijos en las cloacas de pervertidos llamadas redes sociales. Sin más, vamos al video.
