Los aparentes ricos pululan en Internet como cucarachas. Cada día publican en sus redes millones de fotos y videos mostrando bienes de consumo para dar a entender que sus finanzas personales van de maravilla. Otros millones, pero esta vez de incautos, caen en la trampa visual y compran sus cursitos, sus ebooks, sus membresías o pagan sus webinars.
Esto ocurre porque esas personas que buscan mejorar su condición económica no entienden un principio básico de la abundancia verdadera y es que la riqueza no se ve. Lo que se ve es el gasto y éste puede venir de muchas fuentes, entre ellas el crédito.
Patrimonio SÍ. Bienes de consumo NO.
La verdadera riqueza está representada en el patrimonio y el patrimonio difícilmente se ve. Usted de seguro sabe cuál auto conduce su vecino pero, salvo que sea su contador, no conoce el patrimonio de esa persona. Porque el patrimonio está representado en bienes que tienen una utilidad económica: una bodega que renta, un portafolio de acciones, un terreno valorizable, unos derechos fiduciarios sobre hoteles, mil cosas que generan entradas de capital que no vemos porque, repito, la riqueza no se ve. La verdadera riqueza no se ve.
El auto de uso personal, sea un Renault viejo o un BMW nuevo, es un bien final. Un bien de consumo que satisface una necesidad y se deprecia con el tiempo. No es riqueza, es precisamente lo opuesto de ella: es un bien que año a año resta valor en el balance final.
Cuando vemos un video de cualquiera de estos vendehumos lo que vemos es autos, viajes, ropas y relojes. Uso y consumo. Bienes que sacan dinero del bolsillo. En ellos es rentable porque gracias a esa ridícula ostentación consiguen que legiones de güevones desesperados les entreguen su dinero a cambio de cursos que podría montar un simio si le damos una computadora y muchos plátanos. Obviedades y relumbrones sin sustento fáctico que los incautos dan por ciertos solo porque quien los ladra tiene lo que ellos consideran un buen auto.

Hace unos días el Profesor Maverik, el cazador de estafas, publicó un video sobre un chico peruano alumno de Llados (cómo no). El video es para cagarse de risa. Se trata de un chico que pretende convencer a otros (iguales de tontos a él) de que se está haciendo millonario rápidamente gracias a que, entre otras tonterías, hace burpees.
Ya ni siquiera se trata de mostrar un auto de lujo. Nada de eso. El pobre chico se limita a decir frases manidas, clichés, como «se un ganador», «cree en ti», «rodéate de vencedores» (como él, supongo), «corta con todo», «explota tu potencial». La misma mierda de autoayuda de siempre que solo mejora la vida de quienes la venden, nunca de quienes la compran.
El pobre chico no dice nada de valor. Tiene la apariencia de un menesteroso que ha sido obligado a punta de pistola a decir algo. En un momento se le ve vestido de pies a cabeza con ropas estrafalarias. Es como si un notario hubiera tomado sus ropitas y se hubiera encarnizado a ponerles sellos con el logotipo de Gucci o qué sé yo. En su caso, como en el de todos, la riqueza no se ve pero la pobreza mental y material brilla como una supernova cegadora.
Construir riqueza.
Construir riqueza es un proceso cuya complejidad dependerá del punto de partida de cada uno. Sin embargo, todos los procesos al final se pueden resumir en lo mismo: acumular activos. Esto es, bienes que pongan dinero en su bolsillo. El dinero no es en sí mismo riqueza, es solo el vehículo para llegar a ella. Tener el dinero quieto, en rama, nos empobrece porque es susceptible a la inflación, no aprovecha la productividad de los bienes de capital y se margina del interés compuesto.
No es lo mismo tener U$ 100.000 en la caja fuerte que tener U$ 100.000 representados en un local comercial que renta U$ 1.000 mensuales (12% E.A.). Es algo elemental. Ya la forma cómo se consiguen esos U$ 100.000 es otra canción: trabajo, ahorro, crédito, herencia… Sea cual sea la forma siempre podremos tener como mantra una vieja seguidilla de acciones que son:
Ingreso → Ahorro → Inversión
Usted tiene un o unos ingresos, tiene unos gastos como todo el mundo y, posiblemente, después de esos gastos le quede un dinerito que puede ahorrar. Ese dinerito, poco o mucho, es el que puede hacerlo rico con el tiempo si aprende a ubicarlo en activos que lo multipliquen. No es haciendo burpees ni repitiendo frases pendejas de cajón, es siguiendo una metodología que cada uno deberá adaptar a su realidad y a sus posibilidades.
Porque una persona podrá adquirir un bien inmueble completo para rentarlo y otra solo podrá adquirir un ETF o una participación en inversiones inmobiliarias a través de vehículos como PEI. Ambos están invirtiendo en el mercado inmobiliario, ambos están expuestos al mismo sector y, con el tiempo, ambos verán unos resultados.
Esa palabrita tiempo es clave en el proceso de construcción de riqueza. No hay riqueza verdadera sin tiempo. Hay golpes de suerte que rara vez se dan pero las verdaderas fortunas se hacen con conocimiento, metología y tiempo. No al azar de los dados, no haciendo saltos de rana, no ostentando logotipos. Sí aprendiendo, sí creando una metodología de inversión, sí dejando correr el tiempo.
Conocimiento → Metodología → Tiempo
Es tan solo una seguidilla de obviedades que funcionaron en la antigua Mesopotamia y siguen vigentes en nuestros días. No hay secretos, no hay 16, 18 o 51 hábitos de las mentes millonarias, no hay leyes de atracción, no hay nada de esa mierda. Todo eso es basura, mierda que saca dinero de sus bolsillos y lo pone en las cuentas de los vendehumos. No es cierto que haya un video que los banqueros no quieren que veamos (y está colgado en YouTube, propiedad de Google que cotiza en la bolsa donde invierten los banqueros).
Para terminar pregúntese si lo que usted quiere es ser rico o solo parecerlo. Si quiere ser rico analice su realidad, sus posibilidades, aprenda a invertir, cree una metodología y deje que el tiempo actúe. Si solo quiere parecer rico use su dinero para adquirir bienes de consumo y muéstrelos cada vez que pueda. Las dos cosas están bien si es lo que usted como adulto desea pero, eso sí, tenga presente que una de las opciones le compra tiempo para vivir y la otra lo esclaviza para mantener viva la farsa. It’s your choice.
