El crash

Mientras los mercados financieros se tambaleaban por el crash, o más bien por el supuesto crash, aproveché para adquirir algunos activos a descuento. Es el eterno ciclo de los mercados financieros: mientras las manos blandas regalan venden sus activos para comprar papel higiénico, las manos duras compran sus activos de elección a precio de ganga.


Los perros se ladran.

China y USA se muestran los dientes (una vez más). Las bombas nucleareas fueron reemplazadas por los aranceles. El bravucón de Asia amenaza con proteger sus minerales (tiene derecho); el valentón de USA responde anunciando aranceles del 100% a su contraparte (también tiene derecho). Y mientras el par de idiotas juegan a medírsela, los mercados financieros borran billones en cuestión de horas.

Pero esa riqueza no desaparece, solo cambia de manos. Pasa del neófito inmediatista que compró en máximos al inversionista serio que agradece un nuevo crash para aumentar sus posiciones. Lo que cambió fue la capitalización de mercado, es decir el sentimiento generalizado con respecto a la valoración de los activos pero los valores intrínsecos siguen siendo los mismos porque la utilidad (aparente) no ha cambiado.


El crash


Debemos entender que cuando se trata de nuestros activos favoritos, aquellos que queremos mantener en el tiempo, una capitalización de mercado alta es un obstáculo. No queremos comprar dichos activos en ATH (All time high) ni cerca de ellos. Por eso la aparición de un crash es tan apreciada por nosotros, porque es una gran oportunidad de hacernos a más títulos o cantidades de ellos.

Tan pronto el par de zopencos se ladraron, los mercados reaccionaron a la baja. El S&P 500 cayó 2,7% mientras el Nasdaq 100 caía 3,5%. Para el tipo de mercado que estos índices representan, esas caídas en un marco temporal tan corto son estrepitosas y causan pánico. Sin embargo, es el mercado crypto el que reacciona con mayor violencia. De ese mercado es que voy a hablar en este post.


Mi portafolio Crypto.

Mi portafolio crypto está conformado en mayor medida por BTC y XRP y en menor medida por ETH y HBAR. También mantengo siempre una cantidad apreciable de USDC para aprovechar las caídas. Bitcoin nunca vendo, solo compro, acumulo y almaceno en frío. Los otros activos, XRP, ETH y HBAR sí los voy moviendo con los vaivenes del mercado.

Tan pronto las potencias se mostraron los colmillos mi portafolio se desvalorizó un poco más de U$ 17.000. Al día siguiente la desvalorización fue cercana a los U$ 5.000. Un poco más de 22.000 dólares borrados del balance en cuestión de horas y yo seguía haciendo mis siestas. ¿Por qué habría de angustiarme si lo que estaba ocurriendo es que las manos blandas salieron a regalar su riqueza?


El Crash


Anteriormente había vendido 18.000 XRP a U$ 3,32 por un valor de U$ 59.760 y recompré la misma cantidad, 18.000 XRP, a un precio de U$ 2,39 por un valor de U$ 43.020. La diferencia, es decir, U$ 16.740, fue mi beneficio y quedé con la misma cantidad de unidades de XRP. ¿Cómo voy a preocuparme por un crash?

Con HBAR me ocurrió algo similar. Vendí 51.000 unidades de HBAR a U$ 0,26599 y volví a comprarlas a U$ 0,12427. El beneficio de esta operación superó los U$ 7.000. Sí, en valores nominales mi portafolio de activos digitales cayó U$ 22.000 durante el crash pero gracias a ello obtuve ganancias por más de U$ 23.000 y mi portafolio, en unidades de activos, sigue intacto: los mismos XRP y los mismos HBAR pero con más USDC en el balance.


De compras.

Nos dice la teoría que no debemos agarrar un cuchillo mientras esté cayendo. Pero yo soy terco, no hago caso, me pongo los guantes de carnaza y agarro los cuchillos mientras caen. A veces me corto pero está bien. Mis números me dicen que voy bien y eso es lo que importa.

Lo que hice a medida que llegaba nueva liquidez fue comprar pequeñas cantidades de BTC. Siempre pequeñas y de forma escalonada en la medida que su precio iba cayendo. No se asigna toda la liquidez a un solo precio, se surfea con el mercado, se va comprando conforme mejora el coste y al final se promedia.



U$ 500 a 113K, U$ 800 a 111K, U$ 300 a 110K, U$ 1.400 a 108K y así durante dos días, atajando el cuchillo mientras cae. Le llamaron crash a que BTC volviera a los precios en los que estuvo hace 15 días. La paranoia, el miedo y la locura del mercado es lo que genera las mejores oportunidades.

Al ver el gráfico de BTC en temporalidad semanal, que es como me gusta analizarlo cuando se trata de activos pensados en el muy largo plazo, vemos que el tal crash se ha convertido en una vela macilenta que es más mecha que cuerpo y que sigue estando por arriba de las medias móviles. ¿Entonces?


El crash


Nadie puede anticipar lo que hará el mercado. Eso es paja de los vendehumos para vender sus cursitos de mierda. Compro BTC a esos precios porque me gusta el activo y me siento cómodo comprando correcciones superiores al 5-7% con respecto a su ATH (actualmente de $126K). ¿Puede seguir bajando? Por supuesto, todos los activos pueden bajar, subir o lateralizarse. Es lo que hacen todo el tiempo y no me preocupa. Siempre que tenga liquidez aprovecharé esas caídas para comprar y almacenar en frío.


Apalancamiento.

Para cerrar el post quisiera hablar un poco del apalancamiento. Esto es, pedir capital prestado para comprar activos. Me gusta el apalancamiento para adquirir un local, una oficina, un apartamento o un terreno pero no lo concibo para adquirir activos de alto riesgo como los criptoactivos. Ni siquiera lo concibo para comprar acciones. Se me hace una absoluta locura endeudarme para comprar bienes tan sensibles a los aconteceres del mundo.


El crash


Cuando leí el titular supe que se trataba de una pérdida por apalancamiento. No conozco a esa persona pero sé cómo son todos ellos: cripto, influencer de redes sociales y Lamborghini; humo de basuco, apariencias, tonterías. La riqueza no se mide por los bienes de consumo sino por el patrimonio y éste casi nunca se ve.

Y cuando abrí la noticia lo comprobé. La persona de la noticia y otras 1.600.000 personas perdieron sus cuentas en este mini crash (que ya se está devolviendo a su punto de caída). Lo que ocurre en estos casos es que cuando la pérdida supera el respaldo monetario que el operador tiene en su cuenta el broker lo llama a margen, es decir, le pide que deposite más dinero en su cuenta para aumentar la garantía. Si la persona no puede hacerlo, el broker cerrará la operación dejándolo en ceros.

A esto le llamamos quemar la cuenta y le pasa a millones de personas alrededor del mundo. Yo solo compro activos en spot, sin apalancamiento ni margen y solo usando el dinero que sé que no necesito en el corto-medio plazo. Los activos son míos y los puedo transferir a mis almacenamientos fríos si así lo quiero. No son opciones financieras, futuros ni contratos por diferencia.

Esa es la única forma que concibo para operar en estos mercados tan volátiles. Todo lo demás me parece irresponsable, absurdo y temerario. Podría hacerlo sin problema pero valoro más mi seguridad y mi tranquilidad que las posibles ganancias que pueda traerme esa práctica.

Al final este conato de crash, el enésimo en lo que va del siglo, no borrará nada del mercado. Solo enviará el dinero que estaba en las cuentas de A, B y C a las cuentas de D, E, y F. Y una pequeña partecita de ese dinero llegará a mis manos. Solo es cuestión de templanza y de tiempo. Hasta la próxima.

Temas: Bolsa, Cripto, Finanzas Personales, Inversiones
J. Inversor

Escrito por:J. Inversor Otros posts del autor

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