Tener menos

Tener menos

A medida que pasa el tiempo vamos acumulando cosas que terminan por abrumarnos. Cosas y más cosas que compramos con el dinero que obtenemos por nuestro tiempo. Muchas de esas cosas son redundantes, otras son innecesarias, muchas son insignificantes y algunas ni siquiera sabemos por qué las tenemos. Quizás sea la hora de pensar en tener menos.


Deberíamos buscar la forma de preocuparnos menos. La mayoría de las cosas que nos ocurren no podemos controlarlas. Es paja que tengamos el control absoluto de nuestras vidas. Estamos en manos de los gobiernos, de la inflación, de las industrias armamentísticas y farmaceuticas, del clima, de los bancos, de la tasa de cambio, de las corporaciones y, como si fuera poco, también estamos infoxicados.

Muchas personas alrededor del mundo, millones, están a un cheque de caer en la indigencia. Han comprado tantas cosas y tienen tantas deudas que ya sus ingresos, en el mejor de los casos, les permiten llegar a fin de mes. Es tragicómico verlos haciendo fila para comprar el iPhone 17 mientras consumen el fentanilo electrónico en su iPhone 16 Pro Max.

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Pero hay algunas pequeñas cosas que sí podemos controlar y una de ellas es tener menos para preocuparnos menos. Llevar los principios del minimalismo digital a otros aspectos de nuestras vidas debería ser un propósito a alcanzar. Pasamos demasiado tiempo absortos en nuestras cosas, cuidándolas para que no se dañen, preocupados por ellas, dándoles valores que no tienen.


Tener menos


Pero lo que llamamos tiempo en realidad es la vida. No hay tiempo, es vida. El tiempo es lo que ocurre entre el nacimiento y la muerte y se nos está acabando. El poco tiempo que nos queda lo estamos desperdiciando acumulando basura: chécheres, zapatos, papeles, preocupaciones. Tener menos cosas podría darnos algo de tiempo, o sea vida, para disfrutarla en cosas realmente gratificantes.

Tengo zapatos para no volver a comprar en 5 años. Tal vez no los tire pero no volveré a comprar hasta que sea realmente necesario. Pensé en cambiar mi teléfono de 4 años pero aún funciona y mientras así sea no hay razón para adquirir otro. En la tableta me cabe La Biblioteca de Alejandría así que no volveré a comprar libros que ocupen espacio físico. Tengo todo lo que necesito para vivir una vida cómoda y productiva sin caer en excesos que secuestren mi atención.

Y mil cosas se irán: cables, ratones de computadora, papeles innecesarios, camisas, teléfonos viejos, vasos, cosas que nunca uso porque me usan ellas. Telengues que con el tiempo se han ido acumulando, trastos que muchas veces ni sé cómo llegaron allí.

Quiero que al abrir un cajón o un gabinete solo vea allí lo necesario. Saber en dónde está todo y para qué lo tengo. No quiero preguntarme cuándo compré algo ni quiero preguntarme por qué tengo 6 pares de lentes si solo tengo 2 ojos. No se trata de ascetismo, se trata de sobriedad, se trata de minimalismo, de dejar de llenar la vida con cosas inertes y empezar a llenarla con significados y experiencias.

Y en este declutter también entran las personas. Contactos que acumulamos en nuestras vidas y con quienes ya no queda nada nuevo que decirnos. Familiares que no queremos y no nos quieren y que solo están allí porque creemos que el ADN es un vínculo y no una simple molécula. A la mierda todos ellos y sus putas proles.

Es tan simple como que hoy nos queda menos tiempo de vida que ayer y ese tiempo lo estamos dilapidando pensando en dónde podemos guardar la carpeta con las facturas de hace 5 años para que no nos estorbe. El mejor lugar para esa carpeta es la caneca del reciclaje. El único en realidad. Tampoco quiero pasar 15 minutos frente a la pila de camisetas pensando en dónde está la prenda azul que hace 6 meses no me pongo pues si hace tanto no la uso es sencillamente porque no la necesito y le puede servir a otro.

Hoy desperté a las 3:00 am pensando en la enorme cantidad de pendejadas que guardo y concluí que llegó el momento de la gran purga. Así como un día dejé de consumir contenido basura en TV e Internet hoy dejo de acumular trebejos y cachivaches innecesarios. No viviré como un anacoreta pero tampoco seré un peón del consumismo.

 

Temas: Minimalismo, Personal
J. Inversor

Escrito por:J. Inversor Otros posts del autor

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